El foco debiera ser la prevención

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Pablo Gargoloff

Médico psiquiatra y psicólogo

Los casos de violencia inusual y extrema de estos tiempos, en los que el grado de agresividad es claramente desproporcionado a la supuesta o real provocación sufrida, conducen lamentablemente a comportamientos delictivos.

En este marco, se podría teorizar que, para que la violencia estalle, habría una condición individual necesaria: la vulnerabilidad de ciertos sujetos, que solo o en grupo se manifiestan en comportamientos disruptivos, desajustados, violentos, sin contemplar el riesgo que su conducta implica hacia terceros. Esta propensión a la violencia es, en las personas, multifactorial: abarca condicionantes biológicos (“violencia no se hereda, pero sí existe la posibilidad de una predisposición genética” no es 100% vinculante es factor necesario, pero no suficiente), psicológicos (baja tolerancia a frustración, alta impulsividad, deficiente aprendizaje personal previo en el control de los impulsos agresivos, situaciones estresantes) y sociales. El foco debe estar en la prevención: leyes adecuadas, programas de detección temprana de trastornos mentales y aseguramiento al acceso a los tratamientos a largo plazo y sin brechas. Lo más importante es contribuir como sociedad y desde los gobiernos en crear y fortalecer las oportunidades de educación y trabajo, no naturalizando la violencia como un hecho inevitable.

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