“Me retiro defendiendo los colores más lindos del mundo”
Edición Impresa | 28 de Diciembre de 2021 | 04:27

Por WALTER EPÍSCOPO
Gimnasia tuvo su primera etapa de fútbol femenino entre 2002 y 2007. Por esos años, una tarde del año 2005, Ana Rolón se acercó a El Bosquecito donde entrenaba un grupo de chicas. Hincha del Lobo, con 18 años su sueño era ponerse la camiseta que amaba y jugar al fútbol, cosa que consiguió, pero Gimnasia le regalaría muchos momentos y además se enamoraría del puesto de arquera.
Por distintos problemas en el club, en 2008 no se presentó la disciplina, y debió irse. En 2018 Gimnasia tomó la decisión de regresar a la actividad y no pudo resistirse, Ana se puso los guantes otra vez. En menos de un año salieron campeonas de Primera “B” y ascendieron a Primera División; y en su primera participación lograron clasificar a la Zona Campeonato.
“Creo que es un buen momento, de alguna forma es la frutilla del postre, retirarme en el club donde empecé”
Ana Rolón,
arquera Gimnasia
Hoy, Ana con 34 años tomó la decisión de retirarse. En la última fecha de la fase regular ante El Porvenir tuvo el aplauso de todo el estadio y el reconocimiento de sus compañeras con una enorme bandera que decía: “Gracias por tanto”. Salió del campo de juego emocionada y no pudo evitar las lágrimas. Días atrás el Lobo se midió con River por Cuartos de Final, las Millonarias se impusieron y las Triperas quedaron eliminadas. Con ese juego, se terminó la temporada 2021.
Pero sin dudas Rolón hoy es una histórica del fútbol femenino de Gimnasia, un símbolo, que un día fue al arco y se quedó para siempre. “Empecé a atajar por necesidad, nadie quería ir al arco. Yo era defensora y un día dije, ´bueno, voy yo´. Y conocí un mundo diferente. Siempre digo que Gimnasia me hizo arquera”, comienza contando. “En ese momento éramos pocas las que jugábamos al fútbol y también había pocos equipos en AFA. Después la disciplina desapareció del club. Me llamaron de Boca, también estuve en Independiente y en Villa San Carlos. En un momento dije basta, no quería jugar más, estaba cansada. Pero Mauro Córdoba me dijo que siguiera porque se iba a armar algo en Gimnasia. Y cuando se formó de nuevo, volví”.
Oriunda del barrio San Carlos, Ana agrega, “hasta llegar a Gimnasia solo jugaba al fútbol en el barrio. Jugaba al básquet a nivel club, estuve en Juventud y en Meridiano, pero quería jugar al fútbol. Me acuerdo que llamé a la Sede y me dijeron que había un grupo que entrenaba en El Bosquecito. Fuí a ver y estaban entrenando, hablé con Antonio Guarracino que era el técnico y ahí arranqué”. Desde entonces el fútbol femenino ha cambiado: “El crecimiento que hubo fue terrible, desde la profesionalización se avanzó mucho. Me acuerdo que iba a entrenar y además a cortar el pasto para tener un espacio para nosotras. Hoy hay una estructura diferente, hay subcomisión, delegados, hay otra base. Empezaron a televisarse los partidos. Todo esto era algo impensado”.
A la hora de hablar del puesto de arquera, a Ana se le ilumina la cara, “es un puesto con cero margen de error, pero me fue gustando. Tirarme, volar a pesar de los raspones. Los entrenamientos fueron siendo más serios, antes era solamente un peloteo y ahora hay tareas específicas, hay entrenador de arqueros”, dice, y enseguida agrega, “del puesto me gusta también poder ver todo el equipo desde atrás, poder ordenar, soy de hablar bastante, pero lo que más me gusta es volar, sacar un pelota por arriba, te sentís muy bien”, confiesa Ana, que a la hora de elegir un arquero para mirar, se queda con el alemán Neuer.
Ana y sus pasiones juntas: el arco, los guantes, la pelota y el bosque
Semanas atrás la arquera tomó la decisión de retirarse ni bien terminara la competencia y sorprendió. “Venía bien hasta mitad de año, pero se me empezó a hacer eterna la segunda parte y ahí lo empecé a elaborar. Con la primera que lo hablé fue con Vero (Verónica Fuster, Departamento de Arqueras), me decía que siga un poquito más. Pero me empezaron a pesar las cosas, como por ahí estar entrenando un día de lluvia, el cansancio. Tengo ganas de empezar otra etapa de mi vida y cerrar un ciclo”, dice Rolón, que también lo habló con su familia. “Siempre me han apoyado, han estado y cuando les dije que me iba a retirar me dijeron que estaba bien, que ya hice un montón de cosas dentro del fútbol femenino”.
Obviamente atesora momentos, jugó clásicos en la etapa Amateur pero también estuvo en el primero de la era Profesional que se jugó en 2019 en el Bosque. Una deseada foto con Maradona: “Un día me quedé a esperarlo, me firmó los guantes y un pantalón. Increíble”. Al recordar un partido no duda, “el día que salimos campeonas y ascendimos a Primera División. También cuando jugamos por primera vez en el Bosque, fue emocionante”. Esa tarde las albiazules le ganaron 2-0 a Banfield ante poco más de 6 mil personas. Al pedirle alguna atajada que atesore tampoco duda, “contra Huracán, un tiro libre de Pipi Peralta en el Bosque. También un par a Mili Cortés en el clásico. Fueron atajadas que saqué la pelota por arriba del travesaño. Es reconfortante porque sentís que todo tu trabajo de entrenamiento se ve ahí”.
Más allá de logros obtenidos defendiendo los arcos de Boca, Independiente y Villa San Carlos, Ana siente que su carrera no podría tener un mejor cierre, casi de película. “Creo que es un buen momento, de alguna manera es la frutilla del postre retirarme en el club donde empecé. Haber salido campeona y lograr un ascenso, haber jugado con público en el Bosque, me voy con Gimnasia jugando en Primera División y entre los mejores ocho del país una vez más que no es poca cosa siendo una disciplina tan nueva. Y me retiro defendiendo los colores más lindos del mundo... ¡Qué más puedo pedir!”.
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