Clásico electrizante, emotivo y único

Edición Impresa

Por EDUARDO TUCCI

deportes@eldia.com

La actualidad marca que las acciones del clásico platense han trepado en la consideración general y por ello el cruce entre Gimnasia y Estudiantes cotizaba en alza. Los dos estaban en condiciones de mostrar una muy buena foja de servicios y la expectativa por verlos frente a frente había crecido respecto a otras veces. Pero, más allá de esas previsiones auspiciosas, si algo le faltaba al choque lugareño para robustecer el concepto era un partido como el que ayer jugaron Gimnasia y Estudiantes en el Bosque.

Más allá de las sensaciones encontradas que dejó el empate final, triperos y pincharratas se encargaron de dar forma a uno de esos partidos que no se olvidan fácilmente. Este choque –el número 162 del tradicional encontronazo de nuestra Ciudad—seguramente ya pasó a integrar la página que cobija a los acontecimientos futboleros más notables por lo electrizante y cambiante de las acciones.

¿Que hubo errores defensivos? Seguramente existieron. Pero la notable producción de varios de los protagonistas del clásico resultó lo más destacado. Si hay que ponerle nombre al cuadro de honor de este 4-4 notable habría que citar al Pulga Rodriguez o a Del Prete, por sus labores individuales aunque fueron varios los que aportaron lo mejor para dar forma a un partidazo.

Todo lo que ocurrió en el primer tiempo ya hubiera alcanzado para asegurar que se estaba frente a un partido fuera de lo común. En sólo 45 minutos hubo cinco goles –los de Pasquini y Aleman de excelente factura--, el penal atajado por Andujar e infinidad de situaciones de peligro en ambas áreas.

Los records tambalearon y para graficarlo algunos datos. Nunca se marcaron en el clásico ocho tantos y los tres goles del Pulga constituyeron el primer hat-trick de un jugador del Lobo. Sobre este último aspecto, merece destacarse que en los 162 enfrentamientos anteriores, cuatro jugadores de Estudiantes lo lograron: Pellegrina, Infante, Camilo Aguilar y José Luis Calderón.

Queda como saldo 90 minutos de emociones con dos equipos que se entregaron a la lucha desde el vamos que pusieron la mira en el arco contrario, utilizaron la mitad de la cancha como un sector de tránsito y la zona de las definiciones resultó el escenario central. Había arrancado mejor la visita que se puso en ventaja por intermedio de Del Prete con poco más de veinte minutos jugados. Después sobrevino la reacción tripera con Aleman, Carbonero y el Pulga como abanderados. En el complemento, los de Zielinski quedaron dos goles abajo en el marcador pero terminando alcanzando la igualdad con la que se cerró esta nueva edición del choque lugareño.

“No hay motivación más grande para un club que ganar un clásico”, Había dicho Gorosito en la semana previa al clásico. “Es el partido del año”, tiró Ricardo Zielinski en paralelo. El partido importaba y mucho para ambos. Y así lo demostraron desde el momento que Herrera pitó el comienzo hasta el final. No fue un clásico más. No va a resultar fácil olvidarlo.

 

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