Qué implica poder contar con una vacuna de producción propia

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El anuncio de la fabricación de la Sputnik V por parte del Laboratorio Richmond en una nueva planta en Argentina fue bien recibido por distintos actores del campo técnico-científico, quienes expresaron que “más allá de que esta producción no esté lista en el corto plazo”, permite “instalar una capacidad para hacer vacunas con esta tecnología” que puede servir para esta pandemia y para cualquier otra enfermedad.

“Me pareció una noticia fabulosa. La industria biofarmacéutica va a tener un desarrollo enorme con esta pandemia porque todo el mundo quiere estar preparado”, dijo Emilio Malchiodi, profesor titular de la Cátedra de Inmunología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA y director del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (UBA-Conicet).

Malchiodi señaló que, de cara al futuro, tener capacidad instalada para producir ese tipo de vacunas es un “gran avance para el país” ya que las vacunas de “vectores virales”, como la Sputnik V, son un tipo de tecnología que cada vez se utilizará más.

“La planta debería tener la capacidad de producir vectores virales a la que luego se le puede poner cualquier proteína de un virus contra el que se quiere inocular, y uno estima que van a haber muchas vacunas de aquí en más basadas en esta tecnología”, sostuvo.

Por su parte, la médica infectóloga Florencia Cahn, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE), coincidió en que se trata de una muy buena noticia. “Si bien no es una solución en el corto plazo -apuntó-, este acuerdo permite que a través de la transferencia tecnológica se pueda fabricar la vacuna aquí y no se tenga que depender de la importación”.

Cahn recordó que “ya tenemos experiencia en transferencia de tecnología en otras vacunas como la de la gripe, y fue una experiencia muy buena así que si bien no resuelve el corto plazo da una buena perspectiva a futuro”.

También para la médica infectóloga Leda Guzzi, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) es una buena noticia. “La existencia de un acuerdo que transfiere tecnología y que permite el desarrollo local de las vacunas nos permitirá en el largo plazo ganar autonomía en la producción y posterior distribución de las dosis de vacunas”, expresó.

Guzzi enfatizó que “en la medida en que haya países que no puedan acceder a la vacuna, esta pandemia va a seguir amenazando a la humanidad ya que donde el virus circula libremente es capaz de desarrollar nuevas mutaciones que puedan tener escape inmunológico a las vacunas”.

 

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