Sputnik: entre una y otra dosis pueden pasar hasta tres meses
Edición Impresa | 27 de Abril de 2021 | 01:05

La preocupación que generó en algunos sectores la decisión del gobierno nacional de postergar las segundas dosis de las vacunas contra el Covid no tendria por ahora mayor sustento en el caso de la Sputnik. El Centro de Investigación Gamaleya, responsable de su desarrollo, confirmó ayer que el intervalo de aplicación entre una y otra inyección puede extenderse hasta noventa días sin que influya en la intensidad de la respuesta inmune
“Con respecto a la vacuna Sputnik V (...) consideramos posible incrementar el intervalo mínimo entre la aplicación del primer y segundo componente de la vacuna de los 21 días previamente aprobados hasta tres meses”, aseguró Alexander Gintsburg, director del Gamaleya en un comunicado difundido por el centro de investigación.
“Este incremento del intervalo no influirá en la intensidad de la respuesta inmune inducida por nuestra vacuna, y en algunos casos la aumentará y prolongará”, asegura el investigador.
Los investigadores del Centro Gamaleya llegaron a esta conclusión tras analizar el desempeño de “vacunas basadas en una plataforma idéntica de adenovirus, así como -en las exitosas campañas de vacunación masiva de la población rusa y en un gran número de países”.
El Centro fundamento también la extensión del intervalo en lo “expresado de forma independiente por reconocidos reguladores del ámbito sanitario”, mencionando entre ellos el caso de Argentina, que desde marzo anunció la estrategia de diferir la segunda dosis para alcanzar a más personas con alguna cobertura.
“También consideramos que, dada la extremadamente alta demanda de la vacuna entre la población, esta decisión acelerará significativamente la inmunización de la población”, sostuvo el investigador ruso al señalar que en este contexto “cada regulador nacional puede decidir de forma independiente si mantener el intervalo entre inyecciones en 21 días o extenderlo hasta tres meses”.
La Sputnik V es una vacuna que utiliza la plataforma de “vector viral no replicante”, que consiste en el uso de un virus modificado genéticamente para que no se replique en el interior del organismo y que, a su vez, transporte el material genético del virus contra el que se quiere inocular.
Sus desarrolladores utilizaron para ello dos adenovirus humanos (virus que causan cuadros gripales), uno para cada uno de las dosis, en los que “insertó” una parte de la proteína espícula (spike) del coronavirus.
“Este componente insertado es seguro para el cuerpo humano, pero ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir los anticuerpos que nos protegen de las infecciones”, explicaron sus desarrolladores.
Los científicos del Gamaleya trabajan en vacunas basadas en vectores adenovirales desde la década de 1980 y han desarrollado una vacuna contra el ébola y otra contra el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS), que se encuentra en etapas avanzadas de ensayos clínicos.
En Argentina, la estrategia de diferir la segunda dosis de las vacunas a tres meses fue anunciada el viernes 26 de marzo tras un acuerdo entre el Ministerio de Salud nacional y las carteras sanitarias de todas las provincias con el objetivo de “proteger a la mayor cantidad de personas con alguna condición de riesgo, lo antes posible y reducir el impacto de las muertes por esta enfermedad.
El consenso para la recomendación se produjo en el marco de la reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa), en la cual las máximas autoridades sanitarias del país adoptaron las recomendaciones de los miembros de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain) y del Comité de Expertos.
La finalidad de esta estrategia persigue vacunar a más personas con la primera dosis y de esta manera favorecer el acceso al proporcionar una protección adecuada al mayor número de personas lo más pronto posible distribuyendo un insumo crítico entre quienes presentan más riesgo de complicaciones y muerte por el Covid.
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