Delito salvaje, un sello en tiempos de violencia creciente en la Ciudad

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Son tiempos de salvajismo extremo en la Ciudad. Con ocho homicidios en lo que va del año, cuatro de ellos en el marco de situaciones de robo, no pasa desapercibido la cantidad de personas lesionadas a manos de la delincuencia desbocada.

En estas últimas horas, hubo varios episodios cargados de saña y violencia excesiva, innecesaria.

Uno de ellos ocurrió, como este diario publicó en su edición de ayer, en una vivienda del barrio La Loma, donde un grupo de ladrones se ensañó con un hombre de 83 años, que supo vestir los colores de Gimnasia y Estudiantes en sus épocas de juventud.

Se trata de Eduardo Domínguez, a quien le dieron una paliza bárbara en su domicilio de la calle 40 entre 16 y 17.

”Monono”, como lo conocen todos, accedió a hablar con este diario y se pudo ver dibujadas en su rostro dos tipos de huellas: la de los hematomas en el rostro, brazos y otras partes de su cuerpo, producto de los golpes que recibió, y las que impactaron en su espíritu y lo dejaron sumido en una sensación de angustia profunda, que seguramente tardará tiempo en “cicatrizar”.

Los asaltantes, luego de revolverle toda la casa, le llevaron distintos elementos de valor, que todavía no puede precisar cuáles son.

En tanto, el martes pasado, un jubilado de 74 años fue atacado cuando estaba cenando en su casa del barrio El Mondongo.

Sucedió en una propiedad de 120 y 65, donde se metieron a las patadas y mostrando armas de fuego.

Salvador Pasquale, la víctima, contó que intentó, en vano, evitar el ingreso de la banda, ya que terminó desparramado en el piso, donde le patearon la cabeza. Un espanto.

 

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