Bajan los casos, pero La Plata sigue en riesgo alto y falta para una mayor apertura

Aunque dejó atrás la situación de “alarma epidemiológica”, todavía deberá esperar para cambiar de fase

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Hace exactamente dos semanas, La Plata rondaba los 600 casos de coronavirus cada 100 mil habitantes, lo que la ubicaba en situación de alarma epidemiológica y en la Fase 2 del esquema bonaerense que, entre otras restricciones, vedaba el dictado presencial de clases. Catorce días después, la curva de los contagios -aunque todavía elevada- amainó hasta descender a un acumulado de 434 por 100 mil habitantes, mejora que habilitó el pase a Fase 3 y la vuelta escalonada de los alumnos a las aulas. Pero, ¿qué debería ocurrir para que la Ciudad avance hacia una mayor flexibilización y a un virtual regreso a la normalidad?

De acuerdo al semáforo epidemiológico dispuesto en el decreto presidencial 287/21 y que mide el nivel de riesgo por Covid-19, con sus 434 contagios por 100 mil habitantes en los últimos 14 días La Plata se encuentra hoy en un nivel de transmisión viral alto. Porque la incidencia de casos acumulados en las dos semanas anteriores es menor a 500 cada 100 mil habitantes (lo que le permitió salir del estadio de alarma sanitaria), pero mayor a 150.

Precisamente esa frontera de 150 casos por 100 mil habitantes es la que separa el riesgo epidemiológico alto del medio. Para avanzar a una etapa de mayor apertura, la Ciudad debería caer de los actuales 434 contagiados (acumulados en los últimos 14 días) por 100 mil habitantes a una cifra de entre 50 y 150. Y recién al quedar en un escalón inferior a los 50 casos acumulados se la consideraría en un nivel de riesgo bajo.

Pero, ¿qué implicaría para los platenses estar en riesgo medio o bajo? Aquí, la respuesta está en el sistema de fases implementado por la Provincia.

Hoy la Ciudad transita la Fase 3 que -a diferencia de la Fase 2- permite el dictado de clases presenciales para todos los niveles educativos y habilita la atención en locales gastronómicos de 6 a 23 (en espacios libres o interiores con aforo del 30 por ciento). Además, establece el cierre de comercios no esenciales de 20 a 6, suspende las reuniones sociales y familiares, y limita las actividades recreativas y deportivas (solo al aire libre) a diez personas.

Pasar de riesgo alto a medio o bajo posibilitaría allanaría el camino a una Fase 4 y a una eventual mayor flexibilización: si bien se mantendría la restricción general de la circulación nocturna de 0 a 6, el cierre de comercios no esenciales se ampliaría de 0 a 6 y la gastronomía también podría funcionar entre las 0 y las 6, con un aforo mayor del 50 por ciento. Habría lugar además para las reuniones sociales y familiares de hasta 10 personas, mientras que se permitirían las actividades recreativas, sociales, culturales y religiosas al aire libre con hasta 100 personas. Las actividades deportivas (con y sin contacto) tanto en espacios cerrados como abiertos no tendrían limitaciones. A la vez, se da por descontado el dictado presencial de clases para todos los niveles.

La vuelta a la Fase 4

La entrada en Fase 4 dependerá entonces de la serie de indicadores que determina el semáforo epidemiológico dispuesto por el gobierno nacional, entre los que se incluye la incidencia acumulada de casos en los últimos 14 días. En ese sentido, hoy son unos 284 casos promedio los que separan a la Ciudad de una etapa más laxa: de los 434 por cada 100 mil habitantes que la mantienen en riesgo alto a los 150 (o menos) que necesitaría para bajar a un nivel de contagiosidad medio.

No obstante, recordaban ayer cerca del gobernador, Axel Kicillof, el Área Metropolitana de Buenos Aires (que incluye a 40 departamentos de la región metropolitana, la ciudad de Buenos Aires y el Gran La Plata) “se mueve como un bloque”. Querían decir que, independientemente de la suerte de la Ciudad, todo dependerá de la situación general en esta región que la Provincia define (y defiende) como una “única unidad sanitaria”.

 

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