La funcionalidad contradictoria de las armas

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Por JORGE O. FOLINO (*)

Las armas conllevan un poder contradictorio. Pueden producir daño grave o reducir la probabilidad de reacciones violentas de una víctima de robo y así, evitar el daño, facilitar la ejecución y el escape.

Notablemente, pueden ser mecanismos esenciales para la auto protección y, al mismo tiempo, ser ofensivas y peligrosas.

La utilización de armas por parte de quien va a robar o de quien piensa defenderse está sujeta a un complejo proceso de decisiones que no puede ser comprendido desde la simple interpretación binaria, es decir, que las armas tienen función ofensiva o defensiva.

La decisión de usar un arma para robar suele explicarse en base a modelos racionales que contemplan sus beneficios y costos.

Entre los beneficios que puede contemplar el delincuente, se cuentan la evitación de la resistencia física y verbal al robo, todo lo cual facilita que sea más rápido y menos visible y puede reducir la probabilidad de detección por la vigilancia formal o informal.

El ladrón oportunista puede considerar que la portación de arma le permite dominar a personas más fuertes, y así, aumentar el grupo de víctimas potenciales.

Dado que el arma puede causar daño a distancia, el ladrón podría verla como el medio idóneo para controlar a varias víctimas simultáneamente y facilitar la fuga antes de que las víctimas busquen ayuda.

Es pertinente recordar que las decisiones de los delincuentes y las interacciones con las víctimas no existen en el vacío.

En cada interacción relacionada con armas confluyen también los efectos sociales provenientes de los niveles de educación y de bienestar social.

 

(*) Director de la Maestría en Salud Mental Forense, UNLP

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