Argentina tuvo otra cita con la historia y su gente acompañó
Edición Impresa | 11 de Julio de 2021 | 05:18

Nicolás Lamberti
nlamberti@eldia.com
La Ciudad vivió clima de final. La Selección argentina tuvo una nueva cita con la historia y La Plata no estuvo ajeno a ello. El equipo de Lionel Scaloni llegó al Clásico ante Brasil con todas las expectativas de campeonar y los hinchas recogieron guante.
Desde temprano, amigos, parientes, familia, organizaron las jornada para que a las 21 horas, solamente quedara encender la televisión y sufrir junto a la Selección argentina.
En los bares platenses se instalaron pantallas grandes y el ritual de juntarse a ver el partido fuera de casa no faltó.
Muchos optaron por vestirse con los colores celestes y blancos y envolverse en banderas, otros decidieron tomar la salida como una noche más, pero siempre prendidos a la pantalla y tantos otros prefirieron vivirlo en la tranquilidad del hogar, prender el fuego temprano o apelar el delivery, y aprovechar el sillón. Los taxis lucieron sus banderitas y los colectivos hicieron sentir sus bocinas.
Los menos agraciados, aquellos que no pudieron escapar del trabajo para compartir el momento con los más allegados, le dieron protagonismo al celular.
Del otro lado, los 2.000 hinchas más privilegiados, a 3.300 kilómetros, inundaron las redes sociales con imágenes desde los alrededores del mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro.
Claro que más allá de la distancia o el espacio desde donde se apoyó al equipo, el factor común fue, hablar del partido que se venía.
¿Cómo lo ves hoy?, ¿Qué pasará esta noche?, ¿Cómo estará Messi?, fueron los comentarios de café que desde la mañana temprano comenzaron a escucharse por la calle, en el súper, en la carnicería o la verdulería del barrio.
En tanto, otro de los temas del día fue la posibilidad de que no atajara el Dibu Martínez. A pedido de la Selección colombiana debido a los gestos que hizo tras atajar uno de los penales de la definición en semifinales, estuvo en duda en la previa.
El arquero que sorprendió convirtiéndose en el héroe que alguna vez fue Chiquito Romero, estuvo en boca de todos. Porque el común de los hinchas no lo conocía y quedarse justo en este momento sin esa grata sorpresa hubiese sido un golpe al mentón.
Y también fue tema de debate el equipo que eligió el entrenador, volviendo a cambiar. “Con Paredes nos puede faltar marca”, “A Di María lo hubiese dejado para el segundo tiempo”, “Romero nos va a dar más garantías atrás”. Especulaciones y apreciaciones de una previa típica.
CIUDAD DESIERTA
Más allá de la concurrencia de los bares céntricos, a partir de las 21 horas, el silencio se adueñó de las arterias platenses. Durante el partido, no se escuchó más nada. Ni autos, ni motos, ni gente. Nada.
Fueron dos horas en las que La Plata se volvió pueblo a la hora de la siesta. No voló ni una musca mientras los once jugadores albicelestes intentaban doblegar a Brasil bajo la bandera de Lionel. Mientras tanto, volviendo al tumulto y al ritual de las reuniones, los nervios, los insultos, los gritos, los abrazos, las lágrimas. Fueron dos ciudades en una. Unidas por la pasión. Argentina tuvo un capítulo más en su historia y la gente acompañó. Como siempre.
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