Boca, gracias a los penales, se dio el gusto de eliminar a River

El Superclásico jugado en La Plata tiene dueño. El Xeneize se impuso por 4-1, tras igualar 0-0 y avanzó a los cuartos de final de la Copa Argentina. El “Millo” fue mejor en los 90’

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Boca volvió a ganarle a River por penales (4-1), esta vez, por la Copa Argentina. Algo parecido había sucedido en la edición anterior del Superclásico, cuando el Xeneize, en el marco de la Copa de la Liga, fue más certero en la ejecución de los remates desde los once metros, dejando a los de Marcelo Gallardo con las manos vacías.

El estadio Ciudad de La Plata (sin público, salvo los “hinchas-allegados”) fue escenario anoche de un partido que tenía en juego el pasaje a los cuartos de final. Y en esa pulseada, los dirigidos por Miguel Ángel Russo prevalecieron en la definición por penales, después de un empate sin goles ante River, que en el balance general de los ´90, dejó una mejor impresión futbolística.

Con esta clasificación, sufrida por cierto, Boca se metió en la siguiente instancia, y ahora deberá cruzarse con Patronato, de Paraná, que en la fase anterior dejó en el camino a Villa San Carlos.

BOCA MOSTRÓ SUS ARMAS

Boca se plantó en el campo de juego como para hacerse dueño de las acciones. Y en parte lo consiguió a partir a la presión alta que ejercieron los volante y también los delanteros.

Ese “pressing” asfixiante lo puso incómodo a River, que no pudo darle rotación a la pelota y que lo llevó a cometer algunas imprecisiones en las entregas.

Luis Advíncula, la sorpresa de Miguel Russo en el arranque del encuentro, se volcó por la derecha (jugó 8), y neutralizó a Fabrizio Angileri, que no se pudo proyectar con en otras ocasiones.

Pero también dieron resultado las corridas de Cristian Pavón (presionando siempre); de Sebastián Briasco, que siempre jugó a espaldas de los centrales Millonarios y de otro de los debutantes, Juan Ramírez, quien mostró cosas interesantes cada vez que tomó contacto con la pelota.

Dentro de este panorama, los dos equipos se olvidaron de atacar. Agustín Rossi y Franco Armani fueron simples espectadores. Boca insistió algo más en ofensiva, pero sin claridad; mientras que River, con dificultades a la hora de hilvanar juego, buscó los pelotazos largos y prácticamente sin destino.

José Paradela no pudo juntarse con Julián Alvarez, y en consecuencia, Braian Romero quedó aislado y absorbido por la marca. Sin embargo, la primera situación clara fue para el Millonario, a los 31.

En la próxima fase, Boca tendrá que enfrentar a Patronato, que eliminó a San Carlos

 

Julián Alvarez entró por izquierda en velocidad, dejó en el camino a Cali Izquierdoz, mandó centro rasante, Braian Romero se pasó de largo y en el rebote, Bruno Zuculini la tiró por encima del travesaño.

River, de a poco, comenzó a manejar mejor la pelota, a partir de la movilidad de Nicolás De la Cruz. El uruguayo encontró los espacios suficientes para hacer su juego, por eso, tanto José Paradela como Julián Alvarez pudieron mostrarse más punzantes y picantes.

AL MINUTO LLEGÓ RIVER

River salió con otra determinación a jugar la segunda etapa. Y al minuto de juego, estuvo cerca de abrir el marcador. Paradela entrando por izquierda, tiró centro hacia atrás, la pelota que rebota en Zambrano y Bruno Zuculini, remató de zurda, pero encontró bien parado a Agustín Rossi.

Boca ya no ejerció la presión del primer tiempo, por eso, River manejó mejor la pelota, se acomodó de otra manera, y logró encontrar espacios para lastimar.

La entrada de Milton Casco por Gonzalo Montiel le dio mayor dinámica a las salidas. Y eso se notó, porque al momento de atacar, tanto Braian Romero como Julián Alvarez, ya sin la marca pegajosa, tuvieron libertades para trabajar de una manera diferente.

Después de los 20 minutos, el partido cayó en un pozo. Se hizo ordinario y sin sorpresas.

Pero dentro de ese contexto, River siguió siendo mejor que Boca. Por la velocidad que ejercieron los volantes (buen trabajo de Nicolás de la Cruz), y porque logró aprovechar el desorden colectivo del rival, algo que no se había visto en el comienzo del encuentro.

Las piernas fuertes no se hicieron esperar. Por un lado y por el otro empezaron a aparecer las tarjetas amarillas, que dicho sea de paso fueron bien aplicadas por Patricio Loustau, que terminó por redondear una buena actuación.

En esa confusión, el equipo de Marcelo Gallardo salió mejor parado. Si bien no estuvo tan fino como en otras oportunidades, fue el que generó las dos mejores chances de gol en esta etapa.

Boca, sin reacción, logró cerrarse bien en el fondo (utilizó línea de cinco), aunque le costó más de lo pensado llegar con peligro y lastimar a Franco Armani.

Los cambios que introdujo Miguel Russo no cambiaron la dinámica del encuentro.

Salvo la entrada de Edwin Cardona, que le dio algo de frescura al armado del juego, pero que no alcanzó para quebrar el cero. El empate ya era una realidad. Y el pasaje a Cuartos tuvo que definirse por penales, donde Boca fue más preciso y terminó por avanzar de ronda y eliminar nada menos que a su tradicional adversario.

 

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