Florencia y Bautista, historias de dos “rebusques” para poder estudiar que se volvieron virales
Edición Impresa | 7 de Agosto de 2021 | 01:50

En todas las épocas hubo estudiantes que tuvieron que trabajar para costearse la carrera universitaria, pero la pandemia pronunció los problemas económicos de muchos que, a falta de una ocupación formal, optaron por otras maneras de ingeniárselas. Ese es el caso de Bautista Felice, un joven que trascendió por vender sándwiches para bancarse sus estudios de ingeniería, y de Florencia, quien organizó una colecta para comprarse una computadora y poder cursar materias de Derecho.
Bautista, tiene 25 años, es de la ciudad de 25 de Mayo, estudia Ingeniería Electromecánica en la UNLP y atraviesa una situación económica preocupante. La crisis lo llevó a presentar su currículo vitae en varios lugares para no tener que subirse al micro y volverse a su ciudad natal. Como no surgió ningún empleo, decidió hacer unos sándwiches y confeccionar un cartel que dice “Hay mila, ayudame a estudiar”. Su único objetivo es costearse los estudios.
Una usuaria de Facebook, que reparó en las ganas de salir delante de Bautista, escribió en su perfil: “Casi siempre está por 6 y 47. Si te lo cruzás comprale, es muy educado y las milas son frescas”. La idea de darle una mano y de que un buen número de gente se sumara, solo tardó un par de horas en hacer que la historia se hiciera viral.
Tal fue la repercusión que en uno de los comentarios de la publicación el dueño de una pollajería platense ofreció contactarlo para darle “milanesas de pollo sin cargo”.
Bautista reconoció que la publicación en las redes tuvo muchísima repercusión y aclaró “no pido nada más que ayuda para conseguir un buen trabajo, tengo mi CV y mis oficios”.
La crisis económica que pronunció la pandemia y la virtualidad que se impuso para cursar y rendir exámenes, obligó a algunos alumnos universitarios a abandonar sus carreras. Otros, no se resignaron e hicieron hasta lo imposible para que no se trunque el sueño de tener el título.
María Florencia Vicente, es otro ejemplo de quien no se da por vencida. Ya no vive en la Ciudad y organizó una colecta para poder acceder a una computadora que le permita seguir estudiando. La joven tiene 31 años, vive en Bolívar y, si bien había comenzado en 2008 la carrera de Derecho en la UNLP, debió abandonarla y eso la obligó a volverse a su ciudad. Tuvo una hija y más tarde retomó los estudios.
La crisis obligó a numerosos alumnos universitarios a abandonar sus carreras
Pese a vivir a 400 kilómetros de La Plata, la virtualidad le permitió cursar y dar exámenes, aunque reconoce que es un problema para muchas personas que no tienen acceso a la tecnología. Ella, por ejemplo, no tiene computadora y un vecino le presta internet para usar con su teléfono viejo. Por esa razón, en muchas oportunidades no puede cumplir con las exigencias de la virtualidad.
Si bien tiene un emprendimiento de comida vegana y vegetariana, y su marido trabaja en la construcción, reconoció que vive “el día a día”. “Me quedan 15 materias para recibirme, pero sin una computadora no puedo seguir. En un grupo hice un posteo y mis compañeros me ayudaron con una colecta. La verdad que me sorprendió la ayuda que me dieron”, dijo Florencia, que además contó que “no tuve respuesta de Desarrollo Social de Bolívar y en la Universidad no pude acceder a una beca”.
Florencia aseguró que su hija es el motor para recibirse y que sus compañeros la ayudaron con sumas que fueron desde los $10, pero que sumados a otras donaciones, hizo que reuniera en apenas un día, unos 20 mil pesos.
“Las computadoras cuestan cerca de 40 mil pesos, pero se puede conseguir una usada”, comentó y además reconoció que si hoy la carrera fuera cien por ciento presencial, “no tendría la posibilidad de estudiar”. La joven recibe aportes en su Cuenta DNI con el alias LONJA.FRASE.ANCHO.
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