La derrota no le impide seguir bien perfilado hacia el gran objetivo de regresar a la Copa

Talleres le ganó bien porque supo cómo jugarle. Antes de focalizarse en algunos fallos de Echenique, debe corregir parte de su libreto defensivo

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Por MARTÍN MENDINUETA

@firmamendinueta

Lejos de generar un sismo, la tercera derrota sufrida por Estudiantes en lo que va del torneo ofrece una buena oportunidad para calibrar los juicios de valor. En el fútbol casi que no hay lugar para los diagnósticos equilibrados. La mesura suele tener mala prensa y, por eso, resistir a la tentación de rotular apoyándose en los extremos se convierte en un desafío seductor.

La primera conclusión macro es que este León del Ruso Zielinski presenta una más que respetable estatura de rendimiento. En otras palabras, es un equipo duro, siempre dispuesto a presentar lucha, con ideas claras, algunas carencias e intérpretes idóneos que lo pueden llevar a un escenario donde predominen las satisfacciones por sobre los momentos agrios.

Que el último lunes haya cometido errores y debido a eso perdido con justicia; que no haya podido dar el salto numérico que tanto deseaba para ubicarse en lo más alto; y que la realidad lo haya ubicado en un peldaño que, quizás, lo defina con mayor justicia, es parte de lo que implica el exigente tránsito por la competencia.

No va a ganar siempre. Lo realmente valioso será que siempre muestre predisposición y argumentos sólidos como para dar pelea. Y en eso anda...

terminó superado por un rival nada ingenuo y que se le parece

Talleres de Córdoba también es un equipo capaz de ocasionarle problemas a más de uno. El Cacique Medina ha sabido ser orfebre de lo que tiene a disposición y así tuteló una identidad que se puede apreciar a simple vista. Sin pasarlo por arriba en ningún momento de la pulseada, ni mucho menos, el dueño de casa supo cómo jugar frente a un huésped que maneja conceptos similares. Estudiantes chocócontra un equipo tan intenso comoél,no pudo aprovechar las situaciones que se le presentaron en la primera media hora y después advirtió que no es el único en saber administrar una ventaja parcial.

Si a esto le sumamos que a Noguera lo agarró mal parado el pase largo que buscó a Carlos Auzqui (un delantero poco valorado por muchos durante los años en que fue Pincha), y que Andújar salió tarde y sin tener la convicción de podría rechazar la pelota, el triunfo de la “T” brota con una consecuencia lógica de lo que se observó en el complemento.

craso error sería pensar que perdió por culpa del árbitro

Que el técnico albirrojo esté convencido de que Fernando Echenique debió haber expulsado al zaguero Juan Cruz Komar y, también, de que tendría que haber sancionado un penal a favor de su equipo (en perjuicio de Del Prete) es una opinión respetable; pero de ahí a convertirla en uno de los ejes para el análisis de la caída, pareció mucho.

Estudiantes no perdió por culpa del juez. Lo hizo porque no encontró los mejores caminos en ataque, le costó ir a remontar el resultado y evidenció errores en la última línea.

El partido fue una muestra cabal de lo parejo que está el campeonato y de la importancia que adquieren los detalles a la hora de definir un trámite parejo.

Está claro que al Pincha le cuesta asumir el rol protagónico en ataque cuando su oponente de turno lo espera bien posicionado en defensa. Allí radica su carencia más notoria. La elaboración con sociedades creativas no es su fuerte. Por eso, la inclusión del juvenil Franco Zapiola volvió a sembrar una ilusión para trabajar con paciencia.

En dos o tres intervenciones precisas demostró que la pelota no le “quema” en sus pies y que sabe cómo manejarla.

Otro punto a valorar es la positiva inserción de Matías Aguirregaray. El Vasquito le dio una impronta diferente a la banda izquierda, mucho más instalándose entre los que atacaban que cuidando su sector, y parece haber llegado para quedarse de titular.

Fernando Zuqui también estuvo a la altura de lo que pedía la “batalla” del mediocampo y hasta probó con criterio desde la media distancia.

Estudiantes perdió un partido, pero de ningún modo más que eso. Tiene las mismas virtudes que ofrecía antes de empezar a jugar en Córdoba. La meta de llegar a la Libertadores sigue siendo tan real como posible.

 

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