“Pensé que mi mamá estaba muerta y él había cumplido sus amenazas”
Edición Impresa | 17 de Septiembre de 2021 | 01:20

“No vi el momento exacto en que le pegó a mi mamá, pero cuando la vi tirada en el piso, sobre un charco de sangre y con los ojos abiertos, creí que estaba muerta. Volví a mis 8 años, volví a ser una nena, cuando él me tocaba o me violaba y me decía que iba a matar a mi mamá”.
El conmovedor testimonio pertenece a Samanta Nagode, la primera mujer en denunciar a Daniel Elizalde, conocido como el “Pochoclero de Brandsen”, por presuntos abusos sexuales desde 1999 y durante tres años, cuando ella era menor.
Elizalde comenzó a ser juzgado ayer ante el Tribunal Oral 5 de La Plata, pero no por esas acusaciones ni las que formularon en su contra otras dos chicas que revelaron calvarios parecidos, sino por el salvaje ataque que hace cuatro años sufrió la madre de Samanta, Gabriela de Gaetano, en la puerta de la comisaría en la que fue agredida con un bate en la cabeza en un incidente que casi le cuesta la vida.
En el debate que comenzó ayer y está previsto que se extienda hasta el 22 de septiembre, Martín Chiorazzi es el fiscal; Maximiliano De Mira el defensor particular de Elizalde y los abogados Alfredo Gascón y Miguel Molina representan a las víctimas, los padres de Samanta, como particular damnificado.
En la primera audiencia declararon seis testigos: Samanta, sus dos hermanos, el marido de la chica y sus padres, Gabriela y Sergio Nagode, quien también fue agredido ese día aunque su mujer fue quien se llevó la peor parte.
Justamente, ella recordó ayer los instantes previos a recibir el primer golpe, cuando el acusado le “dijo ‘mal cog... hija de p..., te voy a agarrar y te voy a matar’”, declaró. Gabriela pasó 24 horas inconsciente y semanas internada, aunque las secuelas de ese hecho que sucedió el 16 de abril de 2017 frente a la Estación Comunal de Policía de Brandsen todavía persisten. “Nunca recuperé el gusto y el olfato”, aseguró ayer ante los jueces.
Elizalde presenció la audiencia y “las víctimas pudieron contar todo teniéndolo enfrente”, resaltó el abogado Molina, sin pasar por alto que el testimonio de Samanta fue “conmocionante” y no pudo evitar quebrarse, sobre todo al recordar “las amenazas y los abusos”, explicó.
Precisamente, los jueces dieron luz verde al pedido de Gascón y Molina de que se exponga en el juicio “el conflicto preexistente”, luego de que la defensa reclamó que no se revelen los presuntos abusos porque “no son materia de este debate”. Los abogados del particular damnificado argumentaron que el ataque a “batazos” no fue un hecho aislado, sino “de género y en el contexto de amenazas y agresiones físicas y verbales contra toda la familia, durante años”.
“A la mamá de Samanta le tiraron la camioneta encima cuando estaba embarazada y los hermanos tuvieron que cambiarse de colegio”, detalló Molina.
El marido de la joven también dio cuenta en su testimonio de los “recaudos que tenían que tomar” y los hábitos que fueron incorporando a su rutina. Por ejemplo, que sus hijos no fueran a la plaza principal de Brandsen, donde Elizalde tenía el puesto de pochoclos.
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