Cuando las primarias partidarias convierten a la política en más polarizada y disfuncional

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Análisis

El ascenso y la caída de Liz Truss, la premier británica que duró 45 días en su cargo y que renunció el jueves pasado, representa un cambio en la política británica, según un análisis publicado por el New York Times. Ella fue la cuarta líder de Reino Unido en ganar el cargo mediante una práctica particularmente estadounidense y recientemente común en su país: una primaria del partido.

Como en la mayoría de las democracias parlamentarias, los partidos británicos, durante la mayor parte de su historia, eligieron a sus líderes, y por lo tanto al primer ministro, a través de una encuesta entre los funcionarios del partido. Pero en comicios recientes, Gran Bretaña transfirió ese poder a las bases de los partidos, que ahora seleccionan a los líderes partidarios en elecciones similares a las de EE UU para las nominaciones de los partidos.

Esto buscaba empoderar a los votantes sobre los jefes de partido en la trastienda, elevando a los políticos que serían más representativos y, por lo tanto, más elegibles. Pero las consecuencias fueron muy diferentes.

Como en EE UU, los votantes de las primarias británicas tienden a ser más fervientes ideológicamente y menos inclinados a la moderación que los jefes de los partidos o incluso el simpatizante medio de los partidos, según las encuestas. En ambos países, esto llevó a elevar a los candidatos más extremistas, y las investigaciones sugieren que el efecto fue hacer que la política sea más polarizada y disfuncional. Truss y la trama que llevó a su caída son excelentes ejemplos.

 

 

Política británica

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