Un domingo sin incidentes, donde cada parcialidad desde su lugar pudo vivir la fiesta del clásico en paz

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Desde muy temprano la ciudad empezó a respirar clásico. Desde los distintos barrios aparecieron hinchas del Lobo y el Pincha con sus banderas, demostrando que no era un día más.

Desde la Seguridad hubo un celoso operativo que incluyó un último recorrido temprano a todo el predio de 60 y 118 para no tener sorpresa alguna.

Tal cual se había previsto desde Aprevide, más allá de un fuerte operativo en el Estadio “Juan Carmelo Zerillo”, por ser el escenario del partido, también hubo seguridad en ambas sedes sociales para evitar que alguno hiciera destrozos.

A su vez, también hubo un operativo especial en el Country Club de City Bell donde los hinchas de Estudiantes se juntaron para ver el partido en una pantalla gigante. Y aprovechando la ocasión, también despidieron a los jugadores que a las 13:30 partieron rumbo a la cancha.

Los hinchas del León se quedaron en el predio en familia compartiendo un asado y así hacer más llevadera la espera del clásico.

La delegación estudiantil llegó y se retiró sin ningún tipo de inconvenientes de 60 y 118, algo que es importante destacar.

Al final del domingo, y a la hora de hacer un balance, todo se dio en paz, no hubo detenidos por ningún motivo ni se registraron incidentes.

Las puertas del estadio se abrieron a las 14 y el público pudo ir ingresando sin problemas. A diferencia del clásico jugado el 5 de diciembre pasado en el mismo escenario, si bien ayer hubo un lleno total, no se vio rebalsado como fue en el mencionado 4-4, donde fue notorio que había entrado más gente que lo estaba permitido.

 

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