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Episodios de novela: el platense que “hizo” platense a Maradona

Muchos años antes de ser director técnico del Lobo el Diez tuvo una vida en la Ciudad. Un picado en la 32, las milanesas en Tolosa y la mujer del profiláctico

Episodios de novela: el platense que “hizo” platense a Maradona

Maradona entra a la cancha de Gimnasia para jugar, con Tommy a upa

Hipólito Sanzone

Hipólito Sanzone
hsanzone@eldia.com

3 de Abril de 2022 | 03:10
Edición impresa

 

"Yo a vos te debo una".

Quien iba a pensar que un colchón de goma espuma, lleno de pulgas, que la hermana tenía haciendo bulto en uno de esos cuartitos donde la gente guarda cosas que se propone tirar y al final nunca tira, iba a ser la llave que le abriría la puerta de ese cielo loco, vertiginoso y mágico que fue ser amigo y compinche de ese inconcebible personaje que fue, que es y que será por siempre Diego Armando Maradona.

Es el platense que hizo platense a Maradona. El que durante muchos años antes del Maradona DT del Lobo, lo recibió en la Ciudad, lo hizo vivir en ella y disfrutarla a su manera. Un pequeño gran mundo de aventuras cotidianas, marcadas por las limitaciones que tienen aquellos que casi no pueden salir a la calle sin que los ahogue la conmoción y la locura de la fama que va con ellos.

"¿Vos te imaginás que una tarde en pleno verano, ni un alma en la calle y entra Maradona a tu negocio por 71 entre 3 y 4 y te pide 200 gramos de mortadela, 200 de queso y una botella de whisky?. Ese era Diego cuando venía a La Plata".

Walter Luján Fonseca es el Keke Fonseca. Tiene 53 años y cinco hijos de tres matrimonios: Tomás (23), Magdalena (20), Catalina (18), Renata (15) y Mía (11). Se empeña en que se los nombre porque dice que ellos son su verdadero y único tesoro en esta vida. Y advierte con inocultable entusiasmo que Catalina es jugadora del fútbol femenino en Gimnasia y que "juega en el mismo puesto en que jugaba yo". Nació en Tolosa, hizo la primaria en la Escuela 72 y la secundaria en el Comercial San Martín de diagonal 77 y 46 y por esas cosas de la vida que no se explican nunca se puso las pilas para dar las dos materias que le faltan para ser profesor de Educación Física.

La vida lo llevó por un camino de éxitos comerciales, a cual más audaz y emparentados con la diversión, la noche y la gastronomía. A los 15 años era tarjetero de boliches y en poco tiempo sería dueño de algunos de ellos.

LOS MISERABLES

Cuenta que cuando murió Maradona se cansó de recibir llamados y mensajes de esos que llama "los miserables", interesados en saber de las mil y una anécdotas vividas con el Diez. Y que a todos les dijo que no. Que los mandó a buscar carroña a otro lado porque, sostiene, "sólo buscan de Diego explotar sus miserias, sus errores, sus debilidades". Y porque ahora se trata de hablar sobre el vínculo que el mejor jugador de fútbol del mundo tuvo con La Plata a través de esa amistad con un platense bien platense, que acepta contar lo que nunca contó. Que de las acusaciones y los juicios se encarguen los fiscales, los jueces o o los que estén en condiciones de tirar la primera piedra.

"Un amigo estaba preso en la cárcel de Dolores, la estaba pasando mal y le fui a llevar algunas cosas, entre ellas ese famoso colchón que finalmente terminó usando Guillermo Coppola, que estaba preso en el mismo pabellón", recuerda Keke.

El destinatario original del colchón era otro controvertido personaje de la Ciudad y, tiempo después, del Planeta Maradona: Carlos "Fierrito" Ferroviera.

"Cuando salieron en libertad hubo una fiesta y me invitaron. Ahí fue cuando se me acercó Maradona y me dijo: yo a vos te debo una. Me gusta la gente que es solidaria y vos lo fuiste con mi amigo", fue lo dicho en aquel primer encuentro.

"Cuando Maradona me dijo 'me debés una', lo primero que se me cruzó por la cabeza fue decirle 'bueno, quiero verte jugar con la camiseta del cuadro de mi alma, de Gimnasia'".

A pesar de que seguía siendo un jugador activo, Maradona entonces se tocó la barriga y en su más puro estilo le devolvió: "mirá que si juego así los mando al descenso seguro, eh".

De las risas pasaron a los bifes.

"Bueno, armá un partido amistoso y yo me pongo la camiseta del Lobo", dijo el Diez.

“En La Plata Diego era feliz, se divertía como un chico”, recuerda Keke Fonseca

EL NENE A UPA

Así se gestó ese histórico partido a beneficio de la Cruz Roja, en 1997 en cancha de Gimnasia y en el que a los fines del evento solidario Maradona pidió vestir camiseta tripera y pincha un tiempo para cada uno aunque en rigor se trató de una azul y una roja con las que se acordó identificar a ambos equipos. De la que no hubo dudas al respecto fue de la camiseta que llevó puesta el nene que Diego llevó en brazos al entrar a la cancha.

"Era Tommy, mi hijo. Parece mentira que hayan pasado más de 20 años".

Con lo recaudado ese día la Cruz Roja se pudo comprar una ambulancia para traslados de alta complejidad. Pero en todo aquello hubo entretelones, pasaron cosas como se dice ahora, que Keke recuerda tomándose la cabeza.

“Vengan a buscarlo y llévenlo a dormir porque se quedan sin partido”, fue el ultimátum

 

"Por empezar, Coppola nos pidió un regalo. Pensamos que era para Diego pero era para él, para Cebolla como le decía Diego. Nos pidió un Rolex Daytona que se lo fuimos a comprar, en cuotas. A Diego nunca le dijimos nada pero mucho tiempo después se enteró y se lo sacó".

Las autoridades de la Cruz Roja acaso nunca se enteraron que aquel partido corrió peligro desde la noche anterior.

"Yo me había quedado a dormir en la casa de un amigo, el Conejo Martínez, en 7 y 36 y como a las 2 de la madrugada me llama Coppola y me dice: 'vengan a buscar a Diego y llévenlo a dormir porque se quedan sin partido. Yo ya no puedo hacer más nada'. Salimos como los bomberos para Buenos Aires, al boliche Coyote. Cuando llegamos Diego estaba en plena fiesta y cuando me vio se puso serio y me dijo '¿qué hacés acá, andá a dormir. Yo te dije que no te voy a cagar y no te voy a cagar'".

Esa tranquilidad a Keke le duró poco y a medida que avanzaba la noche, insistió en llevarlo a dormir.

"A cada rato me decía lo mismo: tranquilo que yo no te voy a cagar. Al final logramos sacarlo del boliche y cuando estábamos yendo para Devoto abre la ventanilla de la camioneta y desde un auto lo reconocen. Eran hinchas de River que lo empezaron a putear. Se bajó a pelear y nos tuvimos que bajar todos. Lo demás, imaginátelo. Después me dijo, enojado pero riéndose: 'al final con vos no se puede hacer nada, no me dejaste casi ninguno para pegarle'".

Florencia Romano, durante aquel partido

SIN PELOTAS

Previo al partido se había organizado una movida de prensa con la asistencia del astro inglés Gary Lineker al que según Keke, Diego apenas le llevó el apunte.

"'Qué hacés, fiera, ¿cómo andás?', le dijo cuando el otro vino a saludarlo y eso fue todo".

A las tres de la tarde la cancha del Lobo explotaba de gente. Keke cuenta que unos minutos antes lo llamaba Coppola.

"'¿Tenés un helicóptero'?, me preguntó. Yo le dije de dónde querés que saque un helicóptero. Y ahí me dijo que Diego no llegaba a tiempo si no iba en helicóptero. Nos queríamos morir".

La aeronave conseguida de apuro y en una gestión casi milagrosa, bajó en el ex BIM 3 de 122 y 50.

Una empresa vinculada a la seguridad había pagado 50 mil dólares para que Maradona enfrentara los primeros flashes con una gorra con el logo de uno de sus productos.

“Diego se bajó de la combi y preguntó: ¿‘che, no falta uno’? Los tipos quedaron paralizados”

 

"El acuerdo era que se la tenía que dejar puesta al menos tres minutos y él a cada segundo amagaba a sacársela", se ríe Keke.

Pero si ese partido estuvo en peligro por la trasnochada de Diego, esa realidad que siempre supera a la ficción diría presente segundos antes del pitazo inicial que, por cierto, marcaría otro hecho histórico porque el arbitraje estaría a cargo de la jueza Florencia Romano.

"No hay pelotas, quedaron en Estancia Chica", le informaba un dirigente tripero a Keke, que no cabía en su asombro.

"Yo creo que ahí hubo algo raro. Había dirigentes de entonces que no estaban conformes con la organización de ese partido", sugiere Keke, a más de dos década de todo aquello.

Una veloz carrera a 1 y 57, emprendida por allegados a Estudiantes, permitió contar entonces con los balones para empezar el juego.

PUCHERO EN LA MADRUGADA

El partido terminó 2 a 2 y la nota de color estuvo cuando Romano expulsó al tripero Sergio Dopazo y Maradona, en solidaridad, dijo que entonces él también se iba. Como era un amistoso de fin solidario la jueza tomó el desplante con buen humor y los dos jugadores siguieron en la cancha.

A la finalización del partido estaba previsto un ágape en un restorán platense que a ese fin había sido cerrado al público. Había decenas y decenas de invitados.

“Se ha mentido mucho sobre las mujeres que Diego conoció en La Plata”

 

"'Keke, ponemos en marcha el Plan B', me dijo antes de entrar a la ducha después del partido. Yo no entendía nada. ‘¿Qué Plan B?, preguntaba yo’. Y ese plan era no ir a ningún ágape y refugiarse en mi casa de City Bell, a jugar nuestros desafíos al truco, al pool y a proponer comer un puchero a las 3 de la madrugada. Ese era Diego en La Plata, que la cuenten como quieran pero ese era el Diego que yo conocí".

Se pregunta si lo del puchero a la madrugada es verdad y Keke da detalles al respecto. "Diego decía: vamos a comer un pucherito y agarraba una camiseta de Boca y otra de la Selección. Salíamos a golpear puertas de restoranes ya cerrados. Y salían los serenos y entonces él bajaba del auto y le preguntaba al tipo de qué cuadro era. Si era de Boca le regalaba la de Boca y se la autografiaba ahí nomás. Y si era de otro cuadro le daba la de la Selección. Imaginate la sorpresa y la emoción de esa gente. Nos daban carne, papas, zanahorias, todo lo que necesitábamos para el puchero".

Para poder poner en marcha el Plan B y "escapar" de aquel ágape post partido, a Maradona le encontraron un doble.

"Le dije a un amigo, al Araña Romero, que era morocho, de rulitos, que se pusiera el buzo de Maradona y se metiera en la camioneta. Salieron todos los periodistas detrás de él y nosotros en una combi salimos por la 122 y agarramos Circunvalación para ir a mi casa en City Bell, en 481 y 29".

En Metrópolis, un boliche tradicional de la Ciudad que ya no está

Ese día era un lunes feriado y en lo que popularmente se conoce como "la rambla de la 32", había varios picados en disputa. "Cuando íbamos llegando a 32 entre 17 y 19, por ahí, le digo Diego mirá si te bajás y preguntás si falta uno para jugar. Estos tipos se mueren".

A la altura de 32 y 19 Maradona se bajó de la combi y pegó el grito y se ofreció como jugador: "¿Che, les falta uno?".

Keke jura no haber visto nada igual. Que todos los que estaban jugando se quedaron paralizados, mudos. Nadie hablaba y la pelota había quedado sola, rodando sin que nadie le llevara el apunte. Fueron segundos que parecieron años.

"Diego se subió a la combi y arrancamos y los tipos seguían así, paralizados. Hicimos cinco metros y cuando nos dimos vuelta venían todos corriendo atrás de la combi, a los gritos, desesperados".

Adicto a las milanesas de una vecina de Tolosa, esa es otra historia para contar.

Keke insiste en la bronca que le dan "los miserables" que solo tienen ojos y oídos para el Maradona de los errores, y de las miserias. Pero se detiene para asegurar que "han mentido mucho" sobre las relaciones que el Diez pudo haber tenido con mujeres de La Plata. Y cuenta una anécdota que pone como ejemplo el grado de miserabilidad de algunas personas que rondaban sobre su amigo. "De las locuras que alguna gente ha llegado a inventar para tratar de sacarle algo a Diego".

Y dice que un lunes por la mañana, después de un fin de semana "intenso" de Maradona en La Plata, se presentaron dos mujeres en el Sport Café de diagonal 74 y 10. Eran, dirían luego, madre e hija.

"Yo estaba en la oficina del fondo y viene uno de los chicos que trabajaba en el Sport y me dice: 'Keke, hay una señora que quiere hablar con vos. ´Vino con un forro'".

Keke cuenta que pensó que el empleado se refería así, despectivamente, a alguna persona. Y preguntó: "¿quién es el tipo, lo conocés?".

"No, Keke, la señora vino con un forro en la mano, con un profiláctico. Y dice que tiene que hablar con vos porque lo que hay adentro es de Maradona".

 

Continuará...

 

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