Vecinos de Ringuelet piden más seguridad

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Los ataques a jubilados en la Región despiertan un temor indescriptible.

Cada familia busca la forma de proteger a los mayores, que terminan presos de la delincuencia, del miedo y de su propia casa, abarrotada de sistemas de seguridad, que de todas formas nunca son inexpugnables.

Ayer un grupo de vecinos de Ringuelet habló con EL DIA para mostrar su descontento con la poca atención que reciben de parte de las autoridades.

Adriana, la hija de una pareja que fue asaltada la semana pasada, aseguró que el barrio de 510 y 9 bis es “la boca del lobo”.

Durante la entrevista estuvo presente Juan Carlos, vecino del padre de Adriana, la víctima más reciente de la delincuencia pero quien, de los nervios y el ataque de pánico que les dejó el último robo, se descompensó y no pudo hablar.

Esta es la otra cara de los asaltos a los jubilados: el día después.

El miércoles pasado a las tres de la mañana, tres personas entraron cuando la pareja (88 y 91 años respectivamente) estaban durmiendo. Al ser hipoacúsicos, no escucharon cuando le rompían las rejas con unas tijeras profesionales y los despertaron con golpes y amenazas.

“Les pegaron, les tiraron y rompieron todo. Se llevaron dinero, joyas y los dejaron en esas condiciones”, relató Adriana. “Las consecuencias son ellos golpeados y asustados. No es la primera vez que pasa”, concluyó preocupada.

 

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