Misterio en una clínica de La Plata: la jubilada está grave por la golpiza despiadada

Investigan quién fue el autor del hecho, que dejó a la paciente con fracturas en la cara y derrames cerebrales. El año pasado, durante el velatorio de otra persona que estuvo internada en el lugar, se descubrió una oscura trama

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Un ataque cargado de saña y desprecio por la vida humana tuvo lugar el pasado lunes en una clínica psiquiátrica platense. La víctima resultó ser una jubilada que, a raíz de las agresiones que sufrió, ahora se encuentra debatiéndose entre la vida y la muerte.

Como se indicó, si bien el hecho salió a la luz ayer, según lo expuesto en la denuncia, fue descubierto el 1° de agosto en horas de la tarde en el centro de salud que funciona en 61 entre 1 y 2.

Se trata de la misma clínica que, en noviembre pasado, había quedado en el centro de la escena luego de que familiares de un paciente que murió estando internado en el lugar, descubrieron, durante el velatorio, una serie de marcas en su cuello.

La autopsia determinaría luego que el hombre, un exempleado municipal que padecía esquizofrenia, falleció por estrangulamiento.

En aquel momento la fiscal Betina Lacki puso la lupa en dos cuestiones: si la muerte de Héctor era evitable y qué había sucedido con la firma de su certificado de defunción, que reportaba un deceso por “causas naturales”.

Ahora, la entidad nuevamente volvió a quedar en la mira por una situación de violencia extrema.

Según indicaron familiares de la víctima, apenas unos minutos después de las 19, recibieron una llamada telefónica del centro de salud en la que se alertaba sobre el hallazgo de la damnificada, identificada como N. L. C., tendida en el suelo de una habitación, inconsciente y con diferentes tipos de contusiones y laceraciones.

En base a lo expuesto en la denuncia, a la que tuvo acceso este diario, una médica del centro de salud privado les indicó que el grave cuadro de salud que presentaba la paciente se correspondía a las lesiones propias de una caída.

En la exposición policial se indica que al arribar a la clínica para interiorizarse sobre las circunstancias del presunto accidente, se encontraron a la víctima en una habitación distinta a la que tenía asignada.

Transcurridos unos minutos, un equipo médico privado arribó al lugar y se encargó del traslado en ambulancia de la jubilada a un centro de salud de la Región.

Allí, los familiares volvieron a verse inmersos en un clima de desesperación al enterarse de las conclusiones a las que arribaron los especialistas que examinaron a la mujer.

Según se indica en la exposición, las lesiones detectadas no guardan compatibilidad con las de una caída sino con las de una golpiza.

En la presentación se advierte que el examen arrojó además de excoriaciones en la espalda, fracturas en la órbita ocular y derrames cerebrales.

El diagnóstico que ofrecieron los médicos sobre el sometimiento de la mujer a un brutal ataque no fue lo único que contradijo la “versión oficial”. También hubo una discrepancia en lo que respecta a la data de las heridas.

A diferencia de lo indicado por la clínica, de que la contingencia había sucedido minutos antes de que se comunicaran con los familiares, los médicos que la examinaron a la jubilada llegaron a la conclusión de que la embestida se produjo varias horas antes del contacto.

En el examen también se pudo detectar que la mujer se encuentra atravesando un cuadro de principio de desnutrición.

Los familiares aseguran que tras conocer esta información se comunicaron con la clínica psiquiátrica en busca de explicaciones, pero señalan que desde el nosocomio privado insistieron con la hipótesis de la caída y agregaron que la víctima también solía “autolesionarse” y “chocarse con el mobiliario del establecimiento”.

Según pudo saber este diario, en base a la información que revelaron los médicos, para los investigadores la balanza parece inclinarse por la pista del ataque.

En ese marco, los esfuerzos se encuentran concentrados en determinar la identidad del autor de la feroz arremetida.

Sobre este tópico, existen diferentes conjeturas. Por un lado se apunta a la posibilidad de que haya podido ser un interno, lo que terminaría involucrando al personal del lugar “por una cuestión de negligencia”.

En tanto, también se apunta a un ataque en ocasión de robo. Se trata de algo a lo que los investigadores le otorgan el rótulo de “menos probable”, pero que no se puede descartar por completo.

En esta instancia serán claves los registros fílmicos para determinar si en algún momento ingresó alguien ajeno a la institución.

 

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