Cayó un sospechoso por el secuestro de dos amigos

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Un joven de 24 años fue detenido en Berisso bajo sospecha de haber participado en dos ataques recientes: un asalto en una verdulería de 60 entre 125 y 125 bis y un secuestro exprés de dos amigos en 67 y 127.

El primer hecho tuvo lugar el martes pasado cuando el dueño del local acomodaba unos cajones y aparecieron dos motochorros encapuchados y, con la cara tapada, que le mostraron un arma de fuego para sacarle 16 mil pesos en efectivo.

El otro caso, con un mayor grado de salvajismo, tuvo como protagonistas a dos amigos , que vivieron una madrugada de terror.

Como este diario publicó en una edición anterior, las víctimas tienen 24 y 27 años y habían participado de una fiesta, que se extendió hasta la madrugada del viernes último.

Justo cuando iban a retirarse del lugar en un Ford Fiesta Max, la batería les jugó una mala pasada.

El padre de uno de ellos contó que “mi hijo decidió empujar el auto y le pidió a su amigo que lo conduzca e intente encenderlo. En ese momento llegaron cuatro pibes que suelen juntarse por el barrio y les dijeron que los iban a ayudar”.

Sin embargo, los cuatro sujetos no fueron con la intención de auxiliarlos, sino todo lo contrario: “Uno de los delincuentes tomó del cuello a mi hijo y lo amenazó diciéndole ‘dame todo’. Decían que tenían un arma escondida en la ropa, pero él nunca llegó a verla”, aseguró el hombre.

“Después, lo agarraron y lo metieron adentro del baúl. A su amigo lo obligaron a sentarse en el asiento del acompañante y otro de los pibes agarró el volante y empezó a manejar. Como ellos eran 4, lo empujaron y pudieron encenderlo fácilmente”, agregó.

DE PELÍCULA

Lo que pasó después en el interior de ese automóvil se podría comparar con una película de terror: “En ese trayecto, como mi hijo tiene un reloj con luz de linterna, alumbró y pudo ver que en la parte de la óptica había unos tornillos pequeños. Empezó a aflojarlos, después sacó los seguros de la puerta del baúl y logró abrirlo”, contó el hombre, totalmente sorprendido.

“Cuando sacó la óptica pudo ver por donde estaba y, cuando llegó a la zona de 122 y 66, que el auto había frenado en un semáforo, se arrojó hacia la calle para escapar a la carrera.

Por suerte al amigo también lo liberaron y el coche pudo ser recuperado.

 

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