VIDEO. Báez Sosa: se robustece la idea del ataque por “odio”
Edición Impresa | 5 de Enero de 2023 | 05:25

Entre los amigos que veranearon en Villa Gesell con Fernando Báez Sosa en enero de 2020, cuando fue asesinado, estaba Luciano Bonamaison, quien aseguró que vio cuando el rugbier Máximo Thomsen, uno de los ocho imputados por el crimen, atacó al estudiante de abogacía de una patada “con odio, con brutalidad y con intención de matar”, mientras que otros “arengaban diciendo ‘negro de mierda’”.
En el inicio de su declaración ante el Tribunal 1 de Dolores, el joven contó que se trató de “una especie de emboscada”, que los agresores “eran siete u ocho” y que afuera del boliche “Le Brique” “buscaban directamente a Fernando”.
Por su parte, Pablo Ventura, el remero de Zárate que fue incriminado falsamente por los rugbiers en las primeras horas de la investigación del crimen de Fernando Báez Sosa, dijo ayer tras su declaración que “ninguno” de los ocho imputados pudo a mirarlo “a la cara” y sostuvo que “le gustaría” escuchar una explicación de por qué lo mencionaron.
“Me molestó que me hayan nombrado. Ellos no me quisieron ver (en la audiencia). Nunca me dijeron nada a la cara”, aseguró el joven.
El remero dijo a la prensa que su declaración “fue simple” y que duró “entre 15 y 20 minutos”, para luego darle lugar a su padre, José María, el segundo testigo de la tercera jornada.
Sobre esa coartada, de traer a la escena a alguien que nada tenía que ver con el caso, Fernando Burlando, uno de los abogados de los padres de la víctima, manifestó que “no existe actitud más miserable en la vida que acusar a un inocente y privarlo de su libertad”.
“Estoy a muy corto tiempo de empezar a insultar a todo el mundo. ¿De qué se ríen hijos de puta? No se pueden reír de nada”, aseveró Burlando luego de la declaración de Ventura, cuando los medios le preguntaron si en la audiencia algunos de los acusados comenzó a reírse.
En ese sentido, el abogado lanzó: “A pesar de que se rían de una cuestión que no tiene que ver con el juicio, en este templo que es la sala de audiencias además están los padres de Fernando, no pueden hacerlo. Si hicieron eso, son unos reverendos hijos de puta”.
En tanto, tras cerrar la ronda de testimonios de amigos se sentó en la sala el jefe de seguridad del boliche, Alejandro “Chiqui” Muñoz, quien aseguró que uno de los imputados que utilizaba “rodete” -en referencia presuntamente a Matías Benicelli (23)- fue quien pateó “en la cabeza” a Fernando y que desde ese momento “no se levantó nunca más”, pese a lo cual otros agresores “le siguieron pegando”.
“Se turnaban para pegarle”, describió el testigo y señaló: “Nunca vi nada igual, era saña”.
Más tarde declararon otros dos empleados de seguridad, uno de los cuales, Maximiliano Ávila, aseguró que sacó a Fernando del boliche luego de que el joven golpeó en la panza a otro a quien él no pudo identificar, cayó al suelo y lo arrastró a él en la caída.
El otro custodio, Christian Gómez, declaró de manera remota y contó que vio una pelea en la pista del local y observó a un compañero -presuntamente Ávila- que cayó al piso, mientras trataba de separar a quienes entendió luego que eran el imputado Thomsen (23) y Báez Sosa.
Respecto a lo que sucederá en la jornada de hoy, se sabe que desde las 9 de la mañana proseguirá el debate con más testigos del caso.
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