“Estoy en el Holocausto”: Hamás desató un terror infinito
Edición Impresa | 12 de Octubre de 2023 | 02:14

JERUSALÉN
Por YEMELI ORTEGA
“Siento que estoy en el Holocausto”, dijo Jazmín Kofman la última vez que habló con su hermana por teléfono, antes de desaparecer junto a su familia a manos de los milicianos de Hamás que masacraron y secuestraron civiles en Israel. Una historia de terror contada por familiares de los 22 israelíes de origen argentino que han muerto o desaparecido en esta guerra. Como cada sábado en el kibutz israelí de Beeri, a unos 5 km de la Franja de Gaza, Kofman y su familia celebraban el shabat -día sagrado para los judíos- el 7 de octubre, cuando las sirenas antiaéreas empezaron a sonar.
Acostumbrados a los cohetes que suele lanzar el movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto en Gaza, siguieron el protocolo y se refugiaron en sus búnkeres. Pero no estaban preparados para el horror que siguió.
Al menos cinco milicianos armados rodearon su casa, entraron al salón y forzaron la puerta del refugio donde Kofman -de 51 años- estaba escondida junto a su esposo y sus hijas de 22 y 15 años. Todo eso ocurrió mientras mantenían una llamada telefónica con sus familiares. “Se escuchó hablar en árabe, ruidos... y luego más nada”, relata Dalia Fishman, gemela de Kofman, atormentada por la última conversación que tuvo con su hermana: “Siento que estoy en el Holocausto. No puedo hablar, estoy en el refugio, estoy escuchando a los nazis que me vienen buscar”, le dijo.
En las últimas horas se confirmó que Kofman falleció.
Siete civiles latinoamericanos han muerto en la guerra, todos ellos argentinos, y se confirmó que al menos dos mexicanos fueron tomados como rehenes, según cifras oficiales israelíes. Otros 25 latinoamericanos permanecen desaparecidos, entre ellos al menos 15 argentinos. Hasta ahora, más de 3.000 personas han muerto en ambos lados de la frontera desde el comienzo de esta guerra.
Aquel sábado en que Israel sufrió el sorpresivo ataque de Hamás, más de 1.000 milicianos lograron atravesar el muro fronterizo y llegar hasta las numerosas localidades israelíes que rodean la Franja de Gaza, los llamados kibutz, comunidades mayoritariamente agrícolas en donde residen muchas personas de origen latino.
Sólo en el kibutz de Kofman se han hallado más de 100 cadáveres, mientras fuentes médicas y militares denunciaron una “masacre” en la zona, minada de cuerpos mutilados y quemados, incluyendo de niños, ancianos y mujeres.
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Otra de las comunidades más afectadas es la de Kfar Aza, donde los periodistas pudieron constatar la masiva destrucción mientras los soldados israelíes, usando tapabocas, recogían varios cadáveres esparcidos en los jardines de las casas con ventanas rotas y muros agujereados por disparos en ráfaga.
“IMPOTENCIA”
Orly Pinko y David Shvartzman fueron asesinados en Kfar Aza. Su prima Yafi Shpirer, judía de origen argentino, cuenta la tragedia de haberlos perdido junto a otro sobrino, Tomer Shpirer, de 35 años y asesinado mientras andaba en bicicleta por su kibutz, Mefalsim.
“Cuando llamé a Orly no hubo respuesta, algo muy habitual en ella”, cuenta Shpirer. Luego, su cuñado -que integra una unidad de rescate del Ejército- le dijo que el teléfono de Tomer llegó a manos de milicianos: “Nos contestaron en árabe tres veces y luego no contestaron más”, le dijo. El auto de Tomer fue hallado baleado con rastros de sangre, y la esperanza de encontrarlo con vida se desvaneció cuando los servicios de emergencia que recogieron los cadáveres lo reconocieron en una foto de él, vistiendo ropa de ciclista.
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