VIDEO. La pasión de la gente volvió a ganar por goleada en el clásico
Edición Impresa | 2 de Octubre de 2023 | 02:33

César Veiga
cveiga@eldia.com
El clásico platense volvió a ser el eje de una fiesta que tuvo un antes, un durante y un después, porque las postales propias de cada encuentro entre Pinchas y Triperos dejaron ver episodios desarrollados a lo largo de un domingo que con sus características, propias de un día de primavera, alentó a quienes esperaron las 17:00, hora programada para su comienzo en UNO, estadio cuyas tribunas, estaba claro, fueron ocupadas en su totalidad por los fanáticos albirrojos que esta vez tuvieron prioridad por la condición de local de su equipo.
Sin posibilidades de ser testigos presenciales de uno de los clásicos más reconocidos a nivel nacional, los fanáticos de Gimnasia se trasladaron en horas del mediodía a la concentración del plantel, en el predio deportivo de Estancia Chica, en Abasto, espacio en el que se reunió una verdadera multitud, para respaldar a la delegación convocada por Leonardo Madelón, y el clima instalado fue imponente, porque más allá de la cantidad, hubo calidad en los detalles de una manifestación que incluyó camisetas, banderas, bombos y humo azul y blanco que cubrió el ambiente hasta que el plantel salió con destino a la cancha.
Una pasión que se repitió, como tantas veces, en uno y otro campamento, porque cambia el escenario de acuerdo al club que le corresponda ser local, y alcanzó su más alta expresión cuando los jugadores fueron al encuentro de la gente, para intercambiar saludos, cuando llegó el momento de ocupar posiciones en el micro que trasladó a la delegación con una caravana de hinchas en medio de un operativo de seguridad.
Los miles de hinchas, en buena parte componentes de familias que llegaron en grupos de diferentes características, porque así como hubo gente que llegó en motos o bicicletas, otros lo hicieron en automóviles particulares y también a bordo de camionetas y hasta camiones, en este caso siendo transportes de movilizaciones barriales o bien de agrupaciones ligadas al club albiazul.
Referentes, como Leonardo Morales, Cristian Tarragona, Lucas Castro y Pablo De Blasis, a quienes se sumó Benjamín Domínguez, de los juveniles el preferido de la gente, fueron alentados sin parar, al igual que Leonardo Madelón, el técnico, quienes terminaron envueltos, junto al resto, en la nube azul y blanca generada por las bengalas que se encendieron y las canciones típicas de cancha entonadas con el ritmo impuesto por los bombos y otros instrumentos musicales.
El humo fue también un común denominador en el estadio, y las inmediaciones, para recibir al plantel de Estudiantes, cuando llegó al estadio y en mayor proporción cuando la formación dispuesta por Eduardo Domínguez ingresó al terreno de juego para empezar a jugar el partido más esperado desde que la Liga Profesional dio a conocer la programación del certamen que va por la séptima fecha, justamente la elegida para jugar todos los clásicos.
Los Pinchas, que agotaron las entradas ni bien fueron puestas a disposición de los socios, le dieron la bienvenida al equipo con una fiesta completa, de explosivos activados afuera, con forma de bombas de estruendo, humo rojo y blanco que brotó desde todo el perímetro delimitado por las rayas de cal que marcan los límites de la cancha, papelitos que cayeron desde los cuatro costados, porque hubo bolsas colocadas en lugares estratégicos para surtirse, acompañando una ovación que no pudo ser más ruidosa.
Las banderas también se multiplicaron y terminaron de conformar un escenario que sumó fuegos artificiales en gran número, en el marco de una previa que empezó a vivirse pasado el mediodía, cuando la zona del estadio Jorge Luis Hirschi comenzó a poblarse por quienes entradas en mano esperaban la apertura de los accesos, a las 14:00.
A medida que los minutos transcurrieron, los espacios para estacionar se fueron ocupando, y quienes llegaron sobre la hora tuvieron que dejar sus vehículos a varias cuadras, y algunos en lugares impensados. Increíbles ejemplos del “estacioná donde quieras” que no tiene freno en la ciudad, y menos cuando hay un partido.
Tras el sostenido aliento que bajó de las tribunas para los albirrojos, tratando de empujar en busca del triunfo, y la despedida del equipo, y del acompañamiento a distancia de los Triperos, hasta con un par de pantallas gigantes: 32 y 120, 67 y 117, el empate sin goles sellado por Fernando Echenique dejó un final libre para las más amplias interpretaciones, como casi siempre.
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