VIDEO. Kicillof, frente a un escenario de fuerte incertidumbre

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José Picón

jpicon@eldia.com

En apenas cuatro semanas, el clima de festejo efervescente que envolvió al peronismo la noche del 22 de octubre cuando Axel Kicillof consiguió la reelección, mutó anoche de forma drástica. El escenario más temido, la posibilidad que nadie quería en el oficialismo, apareció con la contundencia del triunfo de Javier Milei y la sonora derrota del Gobierno nacional corporizada en la figura de Sergio Massa.

El Gobernador se verá obligado a llevar adelante su segundo mandato con un presidente de otro signo político sentado en la Casa Rosada. Esa es la primera gran novedad que aporta el resultado electoral con inocultable impacto en la Provincia.

Se trata de toda una novedad. El último gobernador que debió atravesar por esa situación fue Carlos Ruckauf en 1999, cuando se impuso en la Provincia gracias a una colectora con Domingo Cavallo. En aquél entonces, a nivel nacional ganó por amplio margen la alternativa que frente al peronismo aportaba la Alianza con el radical Fernando De la Rúa a la cabeza.

La convivencia entre Kicillof y Milei supone todo un enigma. No sólo porque están ubicados en las antípodas del pensamiento económico, sino porque además desde el costado político, puede que entre ambos comience más pronto que tarde una disputa con proyección a 2027.

La cuestión económica y la histórica discriminación que en materia de recursos coparticipables sufre la Provincia, emerge como un punto central y álgido para tratar entre el Gobernador y el nuevo presidente. El principal distrito del país aporta al PBI nacional cerca del 38 por ciento, pero apenas recibe alrededor del 21 por ciento de la masa de fondos federales.

Durante la actual administración, Alberto Fernández asistió a Kicillof con Adelantos del Tesoro Nacional (ATN) que de alguna forma compensaron en parte esa merma de fondos y le permitieron fortalecer su administración. Qué postura adoptará Milei frente a las provincias es sólo un eslabón de la cadena de interrogantes que supone la gestión nacional que arrancará el 10 de diciembre.

Antes, Kicillof deberá resolver sobre el nuevo escenario político otro asunto urticante: la integración del gabinete que lo acompañará en el arranque del segundo mandato.

En todos los análisis previos en el oficialismo bonaerense se hablaba de un equipo con varios de los integrantes actuales aunque retocado para el reemplazo de algunos ministros que accedieron a cargos electivos. Sin embargo, la derrota nacional del peronismo abre otro escenario: el de la necesidad política de contener a dirigentes de proyección nacional que acaso hubiesen integrado un eventual gobierno de Massa.

Sin el control del gobierno nacional, la Provincia puede que termine transformándose en trinchera y refugio de buena parte del peronismo-kirchnerista perdidoso. Y acaso esa realidad se vea reflejada en la conformación del nuevo equipo del Gobernador.

El triunfo de los libertarios a nivel nacional también tendrá impacto en otros niveles. En la Legislatura, por caso, Kicillof se entusiasmaba con la fuga de legisladores electos de La Libertad Avanza de origen peronista si Milei era derrotado. Habrá que ver ahora, con ambas cámaras en minoría, dónde buscará consensos el Gobernador. Acaso sea auscultando en las grietas de Juntos por el Cambio.

 

 

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