Estudiantes Campeón: venció a Defensa y Justicia y se quedó con la Copa Argentina

Después de 13 años volvió a vestirse de gloria, al adjudicarse la Copa Argentina por primera vez en su historia. Gracias al gol de Guido Carrillo, el Pincha ganó un partido complicado. Obtuvo el derecho a jugar la Libertadores de 2024 y la Supercopa Argentina

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Por MARTIN CABRERA

mcabrera@eldia.com

Estudiantes se llenó de gloria. El día ya mostraba señales: lluvia, sol y calor, como esa tarde en el Amalfitani que sirvió para romper una larga racha sin títulos.

Anoche fueron 13 y fue precisamente en esa copa que tantas amarguras le había dado. Anoche fue todo alegría y felicidad.

De paso como si poco importara se clasificó a la Copa Libertadores 2024 y ganó el derecho a definir otro título a comienzos del año.

El mejor cierre para una temporada inolvidable y para un plantel que necesitaba coronar con esto, con un título. Y llegó de la manera menos pensada pero celebrada como un campeonato del mundo.

Felicidades Pincha, otra vez en lo más alto de Argentina y el pasaporte en mano para un año entrante plagado de cosas buenas por descubrir.

Toda la locura de los jugadores de Estudiantes después de ganar por primera vez la Copa Argentina. El delirio dentro de la cancha se trasladó también a las tribunas / Fotobaires

El primer tiempo mostró una cara poco sólida del equipo, con poca sorpresa y preocupantes niveles individuales, como Corcho Rodríguez y Benjamín Rollheiser. Estudiantes no pudo imponer su juego en ningún momento del periodo.

Pocas veces pudo sorprender a su rival, que jugó a lo que juega siempre y mostró los puntos altos que ya se conocían: la velocidad de Santiago Solari y la gambeta de Uvita Fernández de mitad de cancha para adelante. Defensa empezó y terminó mejor el primer tiempo.

A los 4 minutos tuvo una clara que se estrelló en el travesaño tras desborde por la derecha y en la última pelota otro desnivel por esa banda terminó con un centro que con estornudo era gol,

Poco hizo Estudiantes. Estuvo lento e inconexo. Todo dependió de alguna genialidad de José Sosa o algún error de la defensa rival, que los tiene. Y lo tuvo al inicio, cuando Cardona calculó mal un pelotazo frontal y le quedó a Zapiola, que no la esperaba y definió mal ante la salida de Bologna. Sin elaborarla, esa fue la jugada más clara y la aproximación que pudo haber roto el partido.

 

Como campeón se clasificó a la Libertadores 2024 y definirá la Supercopa Argentina

 

Mancuso jugó pensando en no perder la marca de Solari y Leo Godoy no desniveló por la derecha, bien marcado por Togni. El Pincha respondió con lentitud y movimientos ante un rival picante. No tuvo rebeldía y el único que dejó la sensación de poder hacer algo fue Guido Carrillo, de arriba o con su cuerpo. Se fue al vestuario con dudas y en deuda. Un cambio pagaba dos con cincuenta. Y fue así, con el ingreso de Pablo Piatti por Zapiola. Sorprendió Eduardo Domínguez.

El segundo tiempo se planteó de la misma manera que había terminado el primero salvo el intento de Estudiantes de querer atacar por la izquierda con Pablo Piatti.

Pero el partido tuvo su quiebre a los 8 minutos cuando el mejor jugador de la cancha vio la mejor manera de abrir la cancha y los espacios: José Sosa.

El “Principito” le dio una asistencia exquisita a Leo Godoy, que recibió, atacó a la marca y llegó al fondo para un centro implacable que encontró al goleador Guido Carrillo. Con mucha marca y con suspenso empujó al fondo del arco para el rugido de la multitud y el grito contenido de años. Alarido en Lanús y en todo el país para ese gol a los 8 minutos. Otro partido estaba por empezar y con el Pincha arriba en el marcador.

El gol afectó al Halcón que no estaba jugando como para perder. Y fue un impulso para los albirrojos que cambiaron el chip y se encontraron con una ventaja mínima pero gigante para cómo se estaba viviendo la final. A marcar y defender la diferencia.

Dos chances tuvo de todos modos el Pincha para aumentar y casi que liquidar el partido. Las dos oportunidades fueron en la izquierda con tiros débiles y sin confianza de Piatti primero y Rollheiser después. Muy caro le pudo costar al equipo esas dos chances desperdiciadas.

Entonces, el partido fue cambiando porque Eduardo Domínguez sorprendió con los cambios. Sin Sosa, Rollheiser ni Carrillo el equipo se dedicó a defender y perdió la frescura para la contra.

El rival fue al frente como reja negra y todo fue sufrimiento y lucha. No tuvo tantas chances defensa como en el primer tiempo pero con una diferencia tan escasa fue todo sufrimiento hasta el pitazo final de Ramírez.

 

No fue la mejor versión del equipo de Domínguez, pero ¿qué importa en un partido así?

 

No sé jugó demasiado en el segundo tiempo. Más peleas y discusiones que fútbol. Le vino bien al Pincha que pudo congelar el partido pese a no poder definirlo. Hubo expulsiones y patadas. Igual sobró dignidad en cada lado: bien el Pincha ganador y muy bien Defensa derrotado que se quedó pese al festejo de los que habían ganado la copa.

El final fue todo festejo. Llanto y alegría. Otra generación que pudo ver campeón a Estudiantes. Otros chicos que lucirán con orgullo una nueva estrella, celebrada desde el cielo por algún familia y por una multitud en Lanús.

El Pincha se quedó con una nueva edición de la Copa Argentina, la undécima, un número que ha marcado a fuego al club a largo de toda su historia.

No fue su mejor versión pero que importa en un partido así. Fue la mejor actuación del año porque sirvió para otro título después de 13 años, para hacer feliz a los hinchas en un año complejo desde lo económico y para teñir de rojo y blanco, una vez mas, a la ciudad de La Plata.

 

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