Un viaje en el tiempo con el argentino Julio Rayón y sus colecciones mágicas

El artista, nacido en Córdoba y radicado en Rosario, reúne en su casa un verdadero “tesoro” que incluye desde botellas de bebidas anteriores a 1950, hasta unas 1.600 series de figuritas, algunas de ellas de hace 150 años

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Por RODRIGO GARCÍA

Botellas, billetes, espejos de bolsillo o figuritas, algunos de ellos de 150 años. Entrar a la casa del artista argentino Julio Rayón, en Rosario, es viajar en el tiempo a través de colecciones que, mezcladas con sus esculturas y dibujos, hacen de la vivienda un particular museo.

“Ojalá tuviera más paredes para poder poner más cosas”, cuenta este dibujante, grabador y escultor oriundo de la cordobesa localidad de Cosquín en 1949, pero afincado desde joven en la ciudad de Leo Messi.

Amante desde hace décadas de “todas las cosas extrañas y viejas”, como las botellas de bebidas -todas anteriores a 1950- que tiene colocadas por toda la casa, es sin duda su colección de figuritas, una de las que más tiempo ha requerido.

 

Como curiosidad, Rayón conserva el álbum de 1951 “Figuritas Cola”, una verdadera reliquia

 

“Son muchos años persiguiendo álbumes, y figuritas sueltas. Con lo cual se constituyó algo muy interesante, porque también pude recuperar mi propia infancia, la infancia de mis amigos y de gente más grande que, increíblemente, cuando veía las figuritas de su infancia, que las había perdido en la memoria, hasta se largaban a llorar, porque les traen recuerdos perdidos”, señala.

De metal y papel, en blanco y negro o color, de personajes célebres, animales, avances tecnológicos, de sellos, banderas, temática erótica o, por supuesto, futbolistas. Rayón tiene unas 1.600 colecciones de figuritas.

“De figuritas primitivas, como decimos los coleccionistas, tengo francesas de los años 1850-60, y en Argentina las primitivas aparecen cerca de 1880”, especifica sobre sus ejemplares más antiguos.

Y muestra pequeños cartelitos de publicidades de comercios de Rosario, de alrededor de 1880, que, como ocurría al comienzo de todo, no fueron hechas para ser figuritas, sino que los chicos las juntaban y pegaban porque les impactaban sus colores: “Las figuritas más antiguas son las que más me han llamado la atención. Y después de cuando yo era chico”, afirma.

Rayón remarca que, aunque tiene material de otros lugares, es el de la “inabarcable” Argentina el que más le interesa.

EL FÚTBOL

Pese a que son infinitas las temáticas plasmadas en las figuritas desde que surgió la tradición hace dos siglos -con el impulso que supuso la invención de la cromolitografía-, los futbolistas suelen ser centro de miradas.

“Los álbumes de fútbol aparecen recién en la década del 30. Antes competían con los automovilistas, los ciclistas, y antes de eso con los toreros, que venían desde España (...) y lentamente el fútbol fue apropiándose de toda la escena”, dice Rayón, que revela que las figuritas de comienzos de siglo XX solían suministrarse junto a caramelos o cigarrillos.

Pueden verse, por ejemplo, rostros de figuras como Antonio Alberino, que conquistó con Boca Juniors los campeonatos de primera división en 1930 y 1931, o Pedro Marassi, que jugó en River en 1931 y un solo partido en Boca en 1933.

O de Alfredo Santiago Gaspari, que llegó a Boca desde Chacarita, pasó por Atlanta y volvió a Boca en 1941, o del también xeneize Bernardo Gandulla, que pasó además por Ferro, Vasco Da Gama y Atlanta.

Como curiosidad, Rayón conserva el álbum de 1951 “Figuritas Cola”, con automovilistas o futbolistas y una primera página dedicada al entonces presidente, Juan Domingo Perón, y la primera dama, María Eva Duarte.

Otro ejemplo es un álbum “PO-PO” de los 40, con los pilotos Juan Manuel Fangio, Juan Gálvez y Domingo Marimón en la tapa; uno de “El Vengador”, con figuritas circulares, y el dedicado a “El gordo y el flaco”, con pequeñas figuritas a modo de puzzle (rompecabezas) de escenas de sus películas.

UNA VIDA DE ARTE

Consultado por cómo adquiere las figuritas, Rayón reconoce que internet abrió un mundo al que cualquiera puede acceder, pero destaca los “mercados de pulgas” de las grandes ciudades, donde “siempre puede aparecer algo”, así como el valor de intercambiar con amistades y contactos.

 

“Son muchos años persiguiendo figuritas. Muchas de ellas me recuerdan mi infancia”

 

“Cuando uno comienza a coleccionar, es muy ansioso. Quiere todo, todo, todo y busca, busca, busca. Con el tiempo, como en mi caso, la ansiedad va pasando”, revela.

Julio, cuya mujer es la poeta Patricia Cuaranta, fue director del Museo de la Ciudad de Rosario, creador de la Escuela Superior de Museología, profesor de Bellas Artes y llegó a desempeñar, entre otros cargos, el de subsecretario de Cultura de la Municipalidad de Rosario.

Ha participado con sus pinturas y esculturas en infinidad de muestras y recibió multitud de premios, con una vida personal no menos interesante: durante la última dictadura militar (1976-1983), su pareja de entonces y él pasaron 14 meses en prisión, donde nació su hijo.

Tras ser liberados, se exiliaron en Brasil y volvieron a Argentina en 1979: experiencias que marcaron su vida y lo inspiraron para siempre como artista.

De metal y papel, en blanco y negro o color, de personajes célebres, animales, sellos, banderas o, por supuesto, futbolistas. Julio Rayón tiene unas 1.600 colecciones de figuritas / Web

 

Julio Rayón

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