Balbo, difícil de seguir en sus decisiones, se complicó solo dejando afuera a Sosa
Edición Impresa | 14 de Febrero de 2023 | 03:06

Por MARTIN MENDINUETA
Así no va. Esas tres palabras definen la sensación que gobierna el ánimo caído de muchos hinchas de Estudiantes. El equipo decepcionó, tras el pitazo final se escucharon fuertes silbidos y, más allá de algunas actuaciones individuales muy flojas, el grueso de los socios albirrojos, que volvieron a llenar el estadio, apuntaron su bronca hacia la figura de su director técnico.
Permeable en defensa, sin un funcionamiento sólido en el mediocampo y con dos ídolos del club (Boselli y Carrillo) que no transitan un buen presente, Estudiantes hoy está muy lejos de lo que prometió Abel Balbo durante la pretemporada.
Así no va. Pese a las saludables intenciones de Benjamín Rollheiser, quien volvió a ser uno de los mejores en el local, al Pincha le cuesta generar juego asociado y allí radicó gran parte de la frustración que lo invadió tras realizar un gran gasto de energías.
Si bien el arquero Lucas Acosta tuvo destacadas intervenciones y resultó clave para el triunfo de su equipo, el mayor problema de Estudiantes está centrado en su manera de atacar.
Ascacíbar es cinco y si en Europa jugaba adelantado, acá es otra historia. Le está errando feo el DT
Esta vez se juntaron varios factores que derivaron en una actuación que lejos estuvo de convencer.
Ausente por una molestia física Leonardo Godoy, Matías Godoy no consiguió desequilibrar en el uno contra uno y, además, el entrenador insistió con ubicar a Ascacibar en un puesto donde le cuesta cumplir con lo que Balbo le pide.
Una decisión se va concatenando con la otra para derivar en un escenario que vuelve al León previsible y poco peligroso.
El Corcho Rodríguez juega muy atrás y no tiene corte (carencia clave que define su baja eficacia); el Rusito se ubica, por momentos, muy adelante sin tener los recursos técnicos que demanda esa posición en el campo. Y, para completar el complejo cuadro de situación, José Sosa observó gran parte del partido desde el banco de los suplentes.
Si a esto se le suma la desteñida actualidad de Mauro Boselli y de Guido Carrillo (en este nivel habría que replantear la idea de ubicarlos juntos), el diagnóstico global desnuda que el equipo está en deuda.
SIN BRILLAR, LANÚS SUPO SER PACIENTE Y FACTURÓ SIN PIEDAD
La cosecha ideal del Granate (ganó los tres partidos) se sustenta más en el orden que en la brillantez de su propuesta. Anoche lo ayudó mucho su arquero, aunque es cierto que se juntó bien en el fondo y aprovechó que el Pincha tiró demasiados centros, muchos de ellos desde posiciones desaconsejadas y desnudos de convicción.
La segunda caída consecutiva en condición de local refleja que este equipo persigue una identidad que no lo beneficia. Si la idea es presionar alto para llegar, rápido y directo, al arco rival, necesitirá varios jugadores con el aire, la garra y el apetito voraz del Rusito Ascacibar. Está a mitad de camino de ser lo que pretende.
LA SUMA DE APELLIDOS ILUSTRES NO GARANTIZA UN BUEN EQUIPO
Antes de viajar a Mendoza, donde se presentará el próximo sábado, el cuerpo técnico deberá revisar minuciosamente qué es lo que quiere de este plantel y quiénes son los hombres idóneos para llevar adelante el plan elegido.
El Corcho Rodríguez volvió a mostrar errores que tienen directa relación con su manera de transitar el campo. Un volante central sin corte, que no recupera la pelota para su equipo, pierde sustento. Es cierto que ha sido titular con todos los técnicos, pero ahora está Ascacibar y él debe ser el que se plante con decisión y firmeza en esa posición clave.
El Corcho, por no destacarse ni en la marca ni gestando juego, “flota” sin incidir en el medio
La percepción es nítida: A Balbo le está costando mucho entusiasmar a los hinchas. Cuando se supo que sería el reemplazante del Ruso Zielinski, al grueso de la gente no se le movió ni un pelo. Todos repetían lo mismo: “No lo conozco, quiero verlo en acción y después te doy mi opinión”.
Prometió un equipo al que le iban a convertir pocos goles y que iba a ser ambicioso para buscar los triunfos. La ambición está, pero le falta un montón para lograr esa doble faceta que todo hincha quiere ver.
El ciclo de Zielinski se agotó cuando, una vez cumplido el objetivo de lograr solidez y estabilidad, no pudo dar el salto de calidad. A Balbo lo contrataron exactamente para eso. Todavía no ganó en el torneo y lleva dos derrotas seguidas como local. Ojo con la paciencia popular. La cuerda se advierte tensa.
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