El árbitro y el VAR de nuevo en el medio de la polémica

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Nicolás Lamolina, en su condición de juez central, Leandro Rey Hilfer, como encargado del VAR, y quienes colaboraron con ellos quedaron en el ojo de la tormenta con motivo del par de jugadas que hubieran significado el empate de Gimnasia en su visita a Barracas Central, pero quedaron en la nada por decisiones que por ningún camino pudieron justificarse.

El VAR realizó un buen aporte en el primer tiempo cuando llamó al árbitro para hacerle notar una mano de Maximiliano Puig en la anotación de lo que hubiera sido el segundo gol de Barracas, pero en la etapa complementaria, con el final a la vista, su intervención, así como la interpretación de Lamolina, habilitaron reclamos justificados de todo el conjunto Tripero en dos ataques finalizados con la pelota en la red.

La primera de esas jugadas quedó desarticulada por una mano de Benjamín Domínguez, tras un rebote (también en la mano) en Francisco Álvarez, que continuó con asistencia para Cristian Tarragona, quien definió con justeza. El empate estaba aceptado, incluso por los jugadores de Barracas, hasta que Rey Hilfer, en la cabina de la AFA junto con Gastón Suárez, hicieron notar el detalle y Lamolina atendió una observación que dividió las aguas en todos los sectores.

El segundo grito anulado en el estadio Claudio (“Chiqui”) Tapia ocurrió en tiempo de descuento, cuando Maximiliano Comba capturó la pelota en el borde del área y remató al arco una pelota que en el trayecto desvió Leonardo Morales al gol. Acá fue Lamolina el que marcó una posición adelantada que ni el VAR pudo justificar a través de sus discutidas “tiradas de línea”.

 

Gimnasia

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