Marialy Rivas: “Necesitamos pensar que alguien va a vencer el mal”

La realizadora chilena dirigió los recientes episodios de “Perry Mason”, que se encuentra en el tramo final de su segunda temporada

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Un clásico de la vieja televisión, “Perry Mason” fue una de tantas viejas creaciones que resucitó gracias a la nostalgia del siglo XXI: en 2020, HBO lanzó una remake de la serie que cautivara al público estadounidense en la década del 50, que retrataba a un Mason más joven, protagonista de un policial noir oscurísimo cuando todavía no era abogado sino un detective.

Pero en la segunda temporada, estrenada hace un mes y que emitirá sus dos episodios finales este mes, Mason, creación del novelista Erle Stanley Gardner que apareció además en más de 25 películas, deja entrar la luz. Y hacia allí lo conduce Marialy Rivas, la cineasta chilena que dirigió los dos últimos episodios emitidos de la serie, claves en establecer el conflicto moral del personaje en esta tanda de episodios.

Realizadora de premiadas producciones como “Joven y alocada” y “Princesita”, Rivas le relata a EL DIA que su trabajo en la pantalla chica comenzó de la mano de una cineasta argentina, Lucía Puenzo, que la sumó como directora de la serie “La Jauría”. Gracias a ese show consiguió representación en Estados Unidos, y se enteró de la chance de ser una de las directoras de la segunda temporada de “Perry Mason”: lo que siguió fue “casi como un reality”, cuenta, una serie de reuniones y más reuniones hasta que finalmente la confirmaron como parte del equipo de directores de la serie, que completan el brasileño Fernando Coimbra, Jessica Lowrey y Nina Lopez-Corrado.

Tres cineastas latinos, tres mujeres directoras trabajando bajo Jack Amiel y Michael Begler, los “showrunners”, encargados de mantener el tono de la temporada a pesar del cambio entre realizadores en cada episodio: una rareza en una industria dominada por varones (y blancos, claro).

“La experiencia de ‘Perry Mason’ fue una experiencia muy amorosa”, dice al respecto Rivas, que destaca además la mayoría femenina entre las productoras. De todos modos, agrega, está acostumbrada a ir contra la marea cuando hace falta: “Dirijo desde los 19, estoy hace casi 20 años empujando, ha sido una maratón. Pero el amor por el cine me ha guiado, es una maratón que disfruto”.

Como todos los latinoamericanos, Rivas no tuvo la experiencia “Perry Mason” que vivieron los estadounidenses, para quienes es un personaje icónico en el cine y la televisión gracias a décadas de producciones dedicadas al personaje (y a esa serie de fines de los 50, una de las más exitosas de la historia). Pero, cuenta, “conocía la serie porque el actor original de ‘Perry Mason’, en los 50, Raymond Burke, era gay en el closet. Siendo una directora lesbiana, me interesa mucho la historia queer en el cine, entonces conocía a Burke y a Perry Mason”.

“Al mismo tiempo”, relata, “mi esposa, argentina, lee mucho noir: conocía al personaje, le interesaba, y si bien no tuvimos la experiencia que tuvieron los gringos de ver la serie por las tardes, sí conocíamos al personaje”.

La segunda temporada

“Emocionalmente conectada al personaje desde antes”, Rivas también había visto la primera temporada, y le había “encantado”. Sin embargo, desde entonces, pasaron tres años, y también hubo cambio de showrunners, intentando darle al show una nueva impronta, menos oscura, más parecida a la que encarnaba el personaje en anteriores producciones.

“Más luminosa, menos judicial”, define la realizadora chilena. “Y entrando de lleno en lo que era la vieja ‘Perry Mason’, una serie de casos y juicios. “Fue un cambio que sugirieron los productores, que querían que esta temporada dejáramos entrar el sol. La primera temporada es la historia de origen de Perry Mason, vemos su trauma por la guerra, y él todavía es un detective, no es un abogado todavía. En esta temporada él ya ejerce como abogado, y tiene que enfrentarse a un dilema moral”, explica Rivas.

Ese dilema moral (que no “spoilearemos” para quienes no vieron los episodios 5 y 6 que dirige Rivas) definirá al personaje, su destino. “Eso es lo que tracciona la temporada”, dice Rivas, y cuenta que gracias a la apertura de HBO y los showrunners, pudo tomar decisiones fuertes y hasta hacer modificaciones al guión de estos capítulos.

Pero aunque Mason vuelva a su lugar de pertenencia, los juzgados, la serie sigue siendo, al fin y al cabo, un policial, ese género inoxidable que, opina Rivas, “nos atrae por la idea de que el mal puede ser vencido”.

“Hay una necesidad humana de pensar que va a haber un detective, un abogado, un ser humano que va a poder luchar contra el mal y vencerlo”, afirma la directora. “Creo que todos necesitamos esa afirmación, pensar que a pesar de que haya crímenes va a venir esta persona éticamente proba y va a combatir al mal. Los seres humanos vuelven siempre a la religión, en distintas versiones: todas las versiones de la religión son básicamente la necesidad de contención, de que esa única certeza, que es que todos nos vamos a morir, no sea cierta”.

“Dirijo desde los 19, estoy hace casi 20 años empujando, ha sido una maratón. Pero el amor por el cine me ha guiado, es una maratón que disfruto”

 

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