El avance del narcotráfico

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Por JORGE RAMÓN

Lamentablemente la indignación y el dolor por el asesinato de un chofer, el segundo en Virrey del Pino, La Matanza, culminaron ayer en actos de violencia. De ninguna manera se lo pueden justificar aún cuando la causa sea una desafortunada expresión de miedo y bronca ante el accionar de una delincuencia que muchas veces queda impune.

Durante entrecortados diálogos que los periodistas pudieron mantener con los choferes participantes en esos incidentes surgió reiteradamente como denuncia que “todos sabemos cuáles son las zonas más peligrosas”, a las que vincularon con el predominio de los narcotraficantes. Sin embargo, nunca vieron un patrullaje por ahí.

En el fondo del traumático crecimiento de robos y asesinatos, sin dudas, tiene una influencia preponderante la difusión del consumo de estupefacientes, que genera riqueza y poder entre los jefes de las bandas que los comercializan. Peor todavía es el hecho que utilizan como mandatarios o correos incluso a niños y adolescentes de sectores económicamente vulnerables, a quienes inician en el consumo de sustancias químicas que se producen a muy bajo costo.

La Argentina era considerada hace no mucho como un país de tránsito de cocaína (a Europa). Desgraciadamente si bien no hay estadísticas, somos un país de consumo y ello significa un deterioro generalizado en la calidad de vida de todos, aún de aquellos que se consideran ajenos a esas circunstancias.

 

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