Amenazas, golpes y simulacro de amputación en otro robo millonario en La Plata

Cuando algún distraído pregunte qué es la inseguridad, no hay dudas de la respuesta: lo que acaba de sufrir una familia de San Carlos. Es que el ataque protagonizado ayer por tres delincuentes armados en su casa de 138 entre 45 y 46, tuvo muchos condimentos, sobre todo violencia.

Todo arrancó en la mañana temprano, minutos después de las nueve, cuando un joven de 22 años estaba cortando el pasto en la vereda del domicilio.

Seguramente lo vieron solo, ensimismado en su tarea, y aprovecharon para actuar.

Nos referimos a tres hombres que bajaron de un Palio línea nueva de color gris. Al parecer, en ese sector de La Plata no había un alma. Por eso pudieron desarrollar el plan tal como lo tenían previsto.

De acuerdo al relato de la víctima, salvo el chofer, que se quedó en el rodado aguantando a sus compañeros, el resto llevaba sus rostros cubiertos con gorros de lana.

“Entrá para adentro (sic)”, fue la carta de presentación de uno de los asaltantes, con tonada latina. Claro que reforzado con un arma, que le apuntaba directo a la cabeza.

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La idea de los intrusos pareció bastante clara. Buscaban dólares y exigieron su entrega.

En ese instante, en medio de una verdadera pesadilla, aterrado, el chico extendió su mano hacia una pequeña lata, donde había un billete de 100 de la moneda estadounidense. Algo por demás insuficiente para los autores del salvaje golpe.

Para esto, mientras lo interrogaban en una habitación del primer piso de la finca, el padre también era reducido por otro de los delincuentes en la planta baja.

Arrodillado, tratando de prestar colaboración para que se fueran lo más rápido posible, el hombre señaló un placard y explicó que, dentro de un cajón, iban a encontrar lo que pretendían.

Así, en segundos, se alzaron con unos 5.000 dólares más, lo que representaría más de dos millones de pesos al valor blue.

Sin embargo, las exigencias continuaron y, como no había más plata, empezaron las amenazas y los golpes.

Según narró el joven a las autoridades, les pegaron rodillazos y con la culata de la pistola, tanto a él como a su padre.

Lo peor se desató a continuación, cuando quien parecía ser el líder del grupo invasor, le exigió a uno de sus secuaces que le cortara un dedo al chico.

Con obediencia debida a su superior, uno de los asaltantes buscó un cuchillo tramontina en la cocina del inmueble, sujetó el índice derecho del muchacho y le provocó un pequeño corte.

Al parecer, simuló que se lo iba a amputar, aunque afortunadamente quedó en el amague.

Según una fuente consultada por este diario, pese a que tenían dominada la situación, quisieron generar miedo reverencial, nada más que para causar un daño psicológico.

Igual las preguntas siguieron. Querían más dinero y consultaron por armas de fuego, que no había ni encontraron. Por eso pusieron en marcha la última fase del ataque: la fuga.

De acuerdo a los mismos voceros, previo juntar una PlayStation 4 con sus respectivos joysticks y una computadora portátil de 17 pulgadas, que cargaron en un Nissan Versa de color blanco propiedad de su padre, emprendieron la retirada junto al cómplice que los esperaba afuera.

El joven narró que, en ese instante desconcierto, los agresores mostraron la intención de llevárselo cautivo para poder exigir el pago de un rescate.

Por eso tomaron una soga y lo ataron, aunque el chico nunca salió de la casa. Afortunadamente, pese a que el castigo físico continuó un poco más.

No hubo precisiones sobre el tiempo que les demandó a los ladrones concretar el asalto.

Lo que sí se supo es que le exigieron a las víctimas que se tomaran una hora para hacer la denuncia o llamar al 911, un lapso necesario y suficiente para estar bastante lejos del lugar. Posiblemente fuera de la Ciudad.

Es que es una de las hipótesis que manejaban los investigadores al cierre de esta edición.

Por eso los rastrillajes apuntaron a distintos equipos fílmicos y cámaras de seguridad de la avenida 44, en dirección a la ruta 36.

En el hecho tomó intervención personal del Comando de Patrulla y de la subcomisaría La Unión, con conocimiento de la UFI Nº 9 de La Plata.

LADRONES EXPERIMENTADOS

Sin dudas, a esta altura de las circunstancias, se sospecha de mano de obra calificada.

Un jefe policial reflejó, tras analizar lo ocurrido y desmenuzar sus detalles, confió que “no parecen amateurs. Son ladrones experimentados. Y la tonada extranjera también es un claro indicio de que realizan movimientos estudiados, sobre todo porque deben manejar el terreno y las vías de escape ante cualquier eventualidad”.

“La pericia de rastros puede ser importante, pero lo primordial es encontrar imágenes de la banda, en lo posible de los vehículos. Sería una buena plataforma para profundizar la pesquisa y reunir elementos de cargo que nos permitan su identificación”, agregó.

La familia atacada, demás está decirlo, quedó en shock y cubierta de indignación.