Reclamos e incidentes tras el clásico en Avellaneda

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Luego de la derrota ante Boca en el Libertadores de América, el público de Independiente estalló contra el equipo y los dirigentes de la entidad, lo que generó la automática respuesta de los efectivos policiales bonaerenses, que buscaron disuadir a los enardecidos hinchas del Rojo.

La caída del elenco que dirige Ricardo Zielinski ya era historia. A la finalización del cotejo, los silbidos de la parcialidad local se multiplicaron por doquier y los hinchas bajaron, presurosos, a la zona del playón Erico del estadio para manifestarse en contra de las autoridades.

“Dirigentes, dirigentes, no se los decimos más, si nos mandan al descenso; qué quilombo se va a armar” fue el cántico preferido enarbolado por los simpatizantes del Rojo para dar cuenta de una situación preocupante tanto en lo futbolístico como en lo institucional.

El conjunto de Avellaneda sumó en el certamen de la Liga Profesional (LPF) apenas 28 puntos sobre 27 encuentros disputados, con un saldo de 6 triunfos, 10 empates y 11 derrotas. El Rojo ocupa provisoriamente la 24ta. colocación en la tabla sobre 28 participantes. Por el momento está solamente por encima de Vélez Sarsfield (27), Colón (25), Huracán (22) y Arsenal (19).

Los efectivos policiales, parapetados en las inmediaciones de la zona que lleva a la sala de conferencias, buscaron disuadir a los hinchas que gritaban y cantaban de la peor manera: lanzaron balas de goma y bombas de gas lacrimógeno que provocaron un caos por varios minutos.

Los dirigentes elegidos como blanco en las protestas resultaron Daniel Seoane, Secretario general, y Jorge Damiani, Secretario deportivo. También hubo manifestaciones contra el gerente deportivo, Pablo Cavallero.

 

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