La bikini: mucho más que un traje de baño

Considerada “una bomba” que censurar y prohibir, no siempre fue lo que hoy es. Pero mujeres como Brigitte Bardot, Marilyn Monroe y Ursula Andress la llevaron de la censura a la moda. Así, se transformó en una de las prendas más famosas

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Playa, pileta, lagos… En verano, o siempre que el clima acompaña, es muy habitual ver a la gente bañándose o tomando el sol. Y, en cuanto a las mujeres, el uso de la bikini se convirtió en algo totalmente normal en la mayoría de los países. Sin embargo, no siempre fue así: cuando esta prenda se presentó al mundo por primera vez, la batalla entre liberación y censura estuvo servida. Fue, en palabras de su creador, “una bomba”. De ahí su nombre.

Aunque, para conocer mejor esta referencia, es interesante repasar datos de la historia de estas dos piezas y recordar a las celebridades que la volvieron primero una prenda icónica y después un básico imprescindible para la moda de baño.

INSPIRACIÓN EN EL SOL

El 5 de julio de 1946, el francés Louis Reard presentó por primera vez al mundo su propuesta de traje de baño en dos piezas. Y, tal y cómo él seguramente esperaba, la polémica estuvo servida en respuesta.

No es para menos: la prenda prácticamente cubría solo pechos, genitales y algo de la cola. Por lo que, incapaz de encontrar una sola modelo o mujer “decente” (según la concepción de la época) dispuesta a lucirla, tuvo que recurrir a la “streaper” Micheline Bernardini.

La controversia se potenció, y los referentes en el mundo de la moda censuraron la propuesta de inmediato: “No es necesario desperdiciar palabras sobre eso que llaman bikini, ya que es inconcebible que cualquier chica decente y con sentido use una cosa así”, publicaron en la revista Modern Girl.

Se equivocaron. Solo era cuestión de tiempo que la idea de Reard se convirtiera primero en una elección osada pero cada vez más popular, y luego en la predominante. Una idea le vino a la cabeza cuando, estando en la playa, se percató de que las mujeres enrollaban los trajes de baño de la época al tomar sol, con el fin de broncear más zonas de su piel.

Pero lo que seguramente no imaginaba Reard, por mucho que hubiera un enfoque práctico en su invento, es que esa (de nuevo según el pensamiento de aquellos años) escandalosa prenda cambiaría para siempre el mundo de la moda.

UNA MODA ATÓMICA

Louis Reard no era modista, sino ingeniero automovilístico. Pero, cuando tuvo que hacerse cargo del negocio de su madre, una tienda de lencería en la célebre Les Folies Bergères de París, cambió los coches por la ropa y se convirtió en diseñador.

No era el único, sin embargo, decidido a crear una prenda de baño que fuese más pequeña. También lo intentó el diseñador, también francés, Jacques Heim. Y, de hecho, fue este último quien logró que su diseño se usase antes en la playa, pero es a Louis Reard a quien debemos que estos trajes de baño se llamen bikinis.

En aquellos tiempos, Estados Unidos estaba llevando a cabo sus pruebas nucleares, algunas de ellas en el atolón Bikini, situado en el Pacífico Sur. Y el adjetivo “atómico” estaba empezando a usarse por parte de los medios para referirse a algo que causase sensación.

Así, el genio y la inventiva de Reard hicieron el resto: no había nombre mejor para una prenda tan explosiva y sensacional como la que él acababa de crear, aunque primero la hubiese denominado “dos piezas”.

Al fin y al cabo, Heim había llamado “Atome” a su propuesta del traje de baño más pequeño del mundo (finalmente no tan pequeño como la bikini). Y Reard estaba convencido, tal y como le advirtió a Bernadini, que la presentación de las dos piezas “iba a ser una bomba más potente” que la detonada en el atolón… De ahí, el nombre.

NACIDO PARA CENSURARSE

Cierto es que algunas obras de arte grecolatino ya mostraban a mujeres con una prenda similar a la bikini. Pero normalmente se trataba de escenas olímpicas, o deportivas, y no había una representación específica de que lo usasen para bañarse en público.

Y, si bien el diseñador Carl Jantzen creó en 1913 un traje de baño en dos piezas, era de pantalón corto y camiseta de manga corta. Algo antes, en 1907, la nadadora Annette Kellerman, una de las que fue capaz de cruzar el canal de Suez, fue detenida por usar un ceñido traje de baño sin mangas y que solo cubría hasta los muslos.

Ninguno de estos ejemplos tenía nada que ver con el que realmente fue el diseño de la bikini. Al lado de esta, las de Jantzen y Kellerman eran prendas recatadas. Porque, según la Smithsonian Magazine, el diseño de Louis Reard se fabricó con tan solo “76 centímetros de tela”.

Y, aunque hubo algunas personas, especialmente mujeres de ciertas corrientes entonces modernas del feminismo, que vieron en la prenda una oportunidad de liberación, empoderamiento y autocontrol sobre lo que hacer con su cuerpo, lo cierto es que el resto del mundo no estaba preparado para una propuesta como la de Reard.

“Pecaminoso”, así fue declarado por el Vaticano, por lo que en algunos lugares del mundo, como en España, Italia y ciertas ciudades de Estados Unidos, el uso de esta osada prenda quedó prohibido. En líneas generales, fue censurado y criticado por los medios y la sociedad.

DE LA FAMA AL ESTÁNDAR

Hubo que esperar unos años para que, a través de las divas de la gran pantalla de entonces, el mundo del cine se encargase de convertir una prenda censurada en un atrevido y desafiante icono de sensualidad y modernidad.

Inolvidable es, y será siempre, la imagen de la mítica Brigitte Bardot en “Manina, la fille sans voile” (“La chica de la bikini”), de 1952, una de las primeras actrices en usar una bikini realmente pequeña. Ava Gardner y Rita Hayworth habían usado trajes de baño en dos piezas, pero con pantalón corto y sin mostrar siempre el ombligo. Solo la exuberante Jane Mansfield se atrevió a ir igual de lejos que Bardot.

Marilyn Monroe fue, cómo no, otra de las encargadas en acostumbrar a la bikini a muchos ojos del mundo. De ella hay varias imágenes luciendo distintas versiones de esta prenda, desde propuestas más recatadas como las de Gardner y Hayworth, a otras más atrevidas.

La primera “chica Bond” de la saga del agente 007, Ursula Andress, también lució esta prenda en “Dr. No” (1962). Mismo año en que la jovencísima Sue Lyon lo vestía en la controvertida “Lolita”.

La serie “Bikini Beach” (1964), también contribuyó a normalizar el uso de esta prenda en las playas, junto al hecho de que cada vez más íconos de la moda y el cine lo lucían dentro y fuera de las pantallas.

Pam Grier en “Coffy” (1973), Bo Derek en “Tarzan” (1981), Salma Hayek en “From Dusk Till Dawn” (1996) o Halle Berry en “Die Another Day” (2002) , son ejemplos de cómo en décadas posteriores ya era del todo habitual ver a las más míticas mujeres de Hollywood en bikini. Hoy, no sorprende ver a ninguna famosa lucirlos en la realidad o en la ficción.

Porque en esta época, la bikini ya pasó de ser algo icónico a un básico en el armario. Las principales marcas de moda dedicadas a los trajes de baño y lencería cuentan con colecciones de bikinis. Y, sobre todo, hay libertad para decidir si usar este u otro traje de baño a la hora de disfrutar del agua y el sol.

“Pecaminoso”
El traje de baño en dos piezas fue considerado “pecaminoso” por la Iglesia y su uso se prohibió en varios lugares del mundo. Pero con los años cambiaron los tiempos y la bikini hasta llegó a tener su Día Mundial, el 5 de julio.
Estrellas
Desde Brigitte Bardot y Marilyn Monroe hasta Halle Berry o Angelina Jolie, son muchas las celebrities cuyos bikinis quedarán para siempre en la memoria colectiva.

 

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