La radiografía de una realidad que duele: droga, vulnerabilidad y violencia

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El consumo de drogas hace estragos y degrada cualquier capacidad de desarrollo familiar, social o laboral. Se trata de un drama que pega en todos los estratos de la sociedad, aunque en los grupos vulnerables suele hacer más daño.

Según entienden los especialistas, la carencia de estructuras de contención y asistencia, puede convertir cualquier tipo de adicción en un problema insolucionable.

Es que -agregan los expertos-, sin ese anillo o barrera que pueda frenar la enfermedad a tiempo, generalmente brindado por el entorno más próximo al afectado, la ausencia de un Estado capaz de ocuparse de la prevención, atención y solución de estas cuestiones, potencia cualquier conflicto.

En ese contexto, en esa realidad que duele, el narcomenudeo; la conformación de organizaciones detrás de ese millonario negocio; la lucha entre bandas por el control de los barrios; la cooptación de chicos cada vez más chicos para formar parte de este entramado salvaje y las reacciones tardías o ineficaces de la Policía y la Justicia, no hacen más que conformar “la tormenta perfecta”.

En muchas barriadas del Conurbano bonaerense, como la de Lanús, donde dos motochorros mataron a Morena Domínguez, de apenas 11 años, se da esta terrible situación, sobre todo por la alta penetración que muestra el paco, una sustancia compuesta por residuos de cocaína, adulterada con raticidas, cafeína y otros productos químicos.

El componente altamente adictivo principal es la cocaína, pero posiblemente como consecuencia de encontrarse en pequeña proporción, los efectos son poco duraderos y obligan muchas veces a la persona que padece la dependencia, a usar varias dosis repetidamente para obtener el efecto buscado.

Según entienden los investigadores del crimen de Morena, los autores del homicidio estuvieron drogándose toda la noche y “después necesitan salir a robar para seguir drogándose”.

 

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