La Ciudad a un ritmo normal, que decayó por la tarde
Edición Impresa | 25 de Enero de 2024 | 01:21

Laura Romoli
lromoli@eldia.com
Un inusual paisaje de persianas bajas, cafés vacíos y calles despejadas cubrió ayer por la tarde el centro platense, que, impactado por el paro general, funcionó a media máquina. A pesar de la caída de las ventas generalizadas y del aletargamiento que provoca el receso estival, el ritmo de la calle se vio afectado por el corte del servicio verpertino del transporte público y la adhesión del sindicato de Comercio a la medida de fuerza.
Durante la mañana, en la Ciudad, los supermercados y los bancos funcionaron con normalidad, aunque estos últimos concluyeron la jornada una hora antes para poder plegarse los bancarios a la marcha en Plaza de Mayo.
Sin embargo, el panorama normal del eje histórico se vio impactado por la merma de la actividad de los edificios públicos de la Provincia y la Nación ubicados en sus inmediaciones.
El comercio tuvo una afectación dispar, como consecuencia de dos motivos. Por un lado, muchos locales mantuvieron bajas sus persianas desde la mañana, a causa de la adhesión al paro de la CGT que realizó el sindicato de Comercio a último momento.
Sin embargo, otros abrieron como todo los días, experiencia que no fue descrita como “normal”, en alusión a la merma de transeúntes, mayor a la habitual en cualquier otro día de enero.
“Las ventas vienen bajas, por la situación y por ser enero. Pero hoy (por ayer) estuvieron especialmente peor”, dijeron Norma y Nicolás, que trabajan al frente de un bazar.
Lo mismo ocurrió en uno de los kioscos del microcentro. “A partir del mediodía no vendí nada más”, le dijo a EL DIA Tomás, el empleado, quien advierte que el ritmo recayó especialmente ayer respecto, incluso, de la jornada del martes.
Las paradas de taxis de 7 y 51, de 7 y 48 y de la calle 47 mantenían una fila nutrida de coches a la espera de captar pasajeros. “Casi no tuvimos viajes, no vemos gente que se mueva”, dijo uno de los choferes. En tanto que, durante la tarde, mientras los micros aún funcionaban, los pasajeros se congregaban para aprovechar los últimos viajes, antes del cese del servicio, que comenzó a las 19.
Por este otro motivo es que los comercios que sí decidieron abrir igual al público cerraron antes. “Tenemos empleados que viajan en tren desde Quilmes y tenemos que dejarlos ir”, explicaron en una conocida juguetería.
Uno de los café ubicados en inmediaciones al ministerio de Economía también mostró menos clientela de la habitual. “Tomé mi turno a las 14 y durante toda la tarde esto estuvo llamativamente tranquilo”, contó uno de los mozos que añadió: “Hasta los autos que circulan son pocos”.
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