Sin brillos, pero con orden crece y está tranquilo

La roja de Enzo Martínez lo obligó a un trabajo solidario que valió la pena. Ocho sin perder es una racha valiosa que solidifica su propuesta

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Fue una noche a puro aguante del Lobo para estirar la racha sin derrotas y, al mismo tiempo, para seguir fortaleciendo su autoestima valorando lo está construyendo, una nueva identidad, sin prisa, aunque también sin pausa.

Con Briasco, el Pata Castro, Abaldo y De Blasis ausentes, Gimnasia sabía que no la iba a tener sencilla en la Fortaleza granate, pero la historia trepó en dificultad bastante temprano, cuando, se fue expulsado Enzo Martínez.

Tan cierto fue que el anfitrión nunca estuvo fino ni preciso para definir el pleito, como que eso no le bajó el precio a la entrega solidaria de un huésped que tuvo disciplina para no perder la línea.

Este empate tomado en soledad no hará historia; su valor crece al ser un eslabón más (el octavo) de una seguidilla sumamente positivo para solidificar aspectos de su identidad y, sobre todo, para estirar la tranquilidad de un ambiente que supo estar muy crispado un par de meses atrás.

CUANDO SE QUEDÓ CON UNO MENOS, EMPATAR PASÓ A SER SU OBSESIÓN

El trámite del partido pensado por Méndez sólo duró hasta el minuto 32, cuando llegó la correcta expulsión del Martínez por falta de último recurso. Antes de eso, el Lobo había tardado en acomodarse y sólo después de los veinte iniciales se acercó con algo de peligro al área rival. La situación cambió por completo jugando con diez. Los de Zielinski sintieron mayor obligación para ir en busca del gol y Gimnasia , a quien el empate seducía incluso once contra once, transformó la meta de alcanzar la igualdad en su gran obsesión.

ALGUNA VEZ EL SACRIFICIO DE CASTILLO RECIBIRÁ SU PREMIO

Fue sencillo intuir los matices que tendría el desarrollo del segundo tiempo. Once contra diez, el Lobo necesitó de un esfuerzo mayúsculo a nivel grupal y el que más lo sufrió fue Rodrigo Castillo.

Luchando en soledad ante los defensores locales, jamás se rindió y corrió todas, hasta que el cansancio lo obligó a quedarse cerca del círculo central para ayudar a cerrar los espacios que se habían multiplicado.

La campaña albiazul no es perfecta y, sin embargo, consigue mantener bien alto el conformismo y la expectativa de sus hinchas. Después de haber pasado por circunstancias adversas, y de haber escuchado quejas hirientes, Gimnasia se ha estabilizado y eso lo instaló en una atmósfera de serenidad que debe cuidar como si fuera oro.

Mientras espera el momento de enfrentar a Boca por los cuartos de final de la Copa Argentina, debe continuar reafirmando la fisonomía que logró inculcarle su criterioso entrenador. Marcelo Méndez, por lo que ha hecho, ya se ganó la seguridad de que, pase lo que pase en materia de resultados, comenzará el próximo año en el mismo puesto donde hoy está. Sólo ese dato describe el presente de su equipo.

 

Gimnasia

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