VIDEO. Rubén Magnano: “Por mi experiencia vivida saqué de mi léxico la palabra imposible”

A 20 años de la gesta de la Generación Dorada, el entrenador de ese plantel recuerda lo conseguido. Mañana estará en La Plata 

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Por MARTIN CABRERA

mcabrera@eldia.com

Rubén Magnano fue el capitán del barco de la Generación Dorada, ese grupo que llevó al básquet argentino, hace 20 años, a lo más alto que un deporte pueda alcanzar: la medalla de oro en los Juegos Olímpicos tras derrotar a Serbia, Grecia, Estados Unidos e Italia.

Ya alejado de la dirección técnica y en la antesala del evento que tendrá ese plantel el sábado en Parque Roca para recordar ese hito, el cordobés de 70 años estará mañana en el Salón Dorado del Palacio Municipal para hablar de “El sueño olímpico, una consecuencia”.

-¿Qué significó esa medalla de oro en los JJ.OO?

-Fue un hito que cobra mayor cuerpo año tras año en cada uno de los que estuvimos ahí.

-¿Es un logro imposible de repetir?

-Por la experiencia vivida he descartado de mi léxico la palabra imposible. Y tengo bien en claro por qué lo digo. Es más, los referentes o agentes multiplicadores del básquet no nos podemos permitir expresarnos de la imposibilidad de repetir esto que conseguimos en Atenas porque frustraría y opacaría los sueños de cada niño que apuesta y sueña con emular a esos deportistas que tuvieron ese momento de gloria. Después la realidad los pondrá en contexto. Tampoco quiero crear falsas expectativas pero sí que esa historia sirva para retroalimentarse.

-Usted habla de una consecuencia...

-Un número de personas jugadores con altísimo talento estuvieron en ese momento y en ese lugar. Pero el producto es más amplio, desde la actitud quijotesca de un dirigente que hace malabares para abrir su club para que chicos practiquen básquet hasta la creación de una Liga Nacional. Desde la Ley que les permitió a los jóvenes irse al extranjero para mejorar el rendimiento y potenciar talentos con entrenadores formados especialmente. Y el ADN que en Argentina significa el valor del Club. Después hay otras consecuencias como tener un grupo humildemente inteligente que puso a disposición del equipo todo su talento. No se puede reducir todo a un momento.

-¿Fue fácil o difícil gestionar un plantel tan prestigioso?

-Las dificultades siempre existen, como por ejemplo el ego de los jugadores. Pero si tenemos como norma es la equidad ya empezás a combatir eso. Por eso yo subrayo esto de la humildad inteligente de los jugadores.

-¿Cómo va a ser reencontrarse con esos jugadores? ¿Tuvo un vínculo estos 20 años?

-El basquet nos ha juntado en alguna parte del mundo pero no soy de estar encima de los jugadores. Reencontrarnos será un cúmulo de emociones, al menos lo que pasa por mi interior. No hay condicionamientos, hay que vivirlo como lo sintamos.

-¿Qué es lo que se sabe del evento del sábado?

-Por lo que sé, los chicos se están entrenando más que antes (risas). Quieren estar muy bien y me juego que todos van a salir a ganar. Van a estar todos los jugadores y se completará con gente cercana al básquet como mediáticos, influencers y artistas. Pese a que no están jugando no pierden su técnica. El otro día estuve con Pichi Campana y metió 11 de 11 tiros.

Rubén Magnano, el entrenador de la generación Dorada de básquet

-¿Manu Ginóbili era el mejor de ese plantel?

-Hablar de mejor le quitaría valor a las otras 11 partes que conformaban al plantel. En cuanto a su talento no hay discusión pero también que Argentina había jugado la semifinal y casi la final del Mundial sin él. Esto no es para negar el nivel de Manu, para nada, pero sí para engrandecer a los demás. Es más, hace unos años me preguntaron cuál había sido el mejor deportista de la Argentina y dije Ginóbili, por lo que logró y por ser un referente aun cuando dejó la actividad.

-¿Le hubiese gustado dirigir otra vez a la Selección?

-Di mi veredicto en su momento pero coartaron toda posibilidad de entrar en una trilogía de posibles entrenadores. Lo había hablado con la gente del Varese de Italia. Pero luego ni aparecí entre ninguno de los tres. Después la vida me llevó para otro lado.

-¿Le dolió no ver a la Argentina en los últimos JJ.OO?

-Claro que me dolió. No estar en un Mundial o en un Juego Olímpico es un claro retroceso pensando en niños y jóvenes.

-Mañana va a estar en La Plata. ¿Cuál es su vínculo con la Ciudad?

-Mi vínculo basquetbolístico apelo a mi memoria y encuentro a Gimnasia, que tuvo un equipo en el campeonato argentino de clubes que fue de los mejores. Básquet de altíismo nivel. También fui varias veces dirigiendo a Atenas. Conocí a muchas personas, entre ellos mi amigo Pichi Cerisola.

-¿Es un capítulo cerrado la dirección técnica?

-Fue masticado y llevo una vida interesante. Pero al básquet no lo dejé, me apasiona.

-¿Le gustaría integrar un cuerpo técnico de otro deporte que no sea el básquet?

-Me gustan otros deportes. Miro rugby, voley, hockeyy fútbol ni hablar aunque sufro con mi equipo, Belgrano (risas) porque somos como Sandrini. He tenido alguna chance en su momento pero contratos vigentes de esa época me lo hicieron descartar. Ahora tendría que pensarlo pero siempre y cuando encuentre un grado de utilidad podría tener mi presencia dentro de una estructura. Si encuentro una respuesta puedo acercarme, sin lugar a dudas.

 

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