Ansiedad y estrés: el peligro de los consumos problemáticos como “vías de escape”
Edición Impresa | 25 de Febrero de 2024 | 08:18

En las conversaciones públicas (las de la calle, en los transporte o en ámbitos abiertos) y privadas (en redes sociales, por caso) es frecuente encontrar patrones que relacionan los momentos de tensión con algunos consumos problemáticos. Entre las personas más jóvenes, que están por finalizar los estudios secundarios y a punto de ingresar en la educación superior, también en los casos de algunos adultos menores de 35 años, es frecuente que surja la idea de que un posible “escape” para las situaciones de estrés o de ansiedad pueda ser evadirse en las drogas o tomar alcohol…
No se trata de un trastorno que afrontan todas las familias en la Región, pero se evidencia un “efecto dominó”, sobre todo en los espacios urbanos, donde cada vez más adolescentes mayores de edad caen en las adicciones.
Actualmente, el acceso a las sustancias es deliberado. Las bebidas alcohólicas se ofrecen a todo el público aunque, por cierto, en los comercios de venta formal solo se expende a los mayores de 18 años, tal como se rige por ley. Ahora bien, concerniente a las drogas, es cada vez más común toparse con “dealers” que ofrecen, sobre todos, en redes sociales como Telegram.
Allí yacen algunos grupos privados a los que se accede por la activación de la ubicación en los celulares y fácilmente se puede pautar un intercambio con alguna persona de la Ciudad que cultiva marihuana.
En cuanto a otras drogas, conocidos son los casos de jóvenes platenses que perdieron su vida luego de envenenamientos de vasos en las fiestas, las previas o los boliches. También se saben otros sucesos en los que los adolescentes mayores de edad encuentran quienes le provean de drogas de diseño o algunas más duras en ámbitos de la nocturnidad.
Las entrevistas a psiquiatras y especialistas en salud mental en Argentina ofrecen una perspectiva integral sobre el abordaje de diversas problemáticas. La Dra. Elisa Seijo Zazo, especialista en psiquiatría del niño y del adolescente, destacó “la importancia de comprender el desarrollo y las habilidades mentales” de esta población al momento de tratar el vínculo entre consumos problemáticos y trastornos psicológicos.
La ingesta de bebidas alcohólicas tiene efectos adversos para la salud / Pexels
El Dr. Leonardo Santamaría Vázquez, médico psiquiatra con experiencia en trastornos de ansiedad y depresión, confió que abordó estas condiciones mediante “una combinación de medicamentos y terapia”, por lo que se destacó su enfoque integral.
Por su lado, el Dr. Miguel Ponce señaló que hubo un “aumento de problemas relacionados con ansiedad, depresión y trastornos obsesivo-compulsivos después de la pandemia”, y enfatizó en que la medicación puede ser útil inicialmente pero no debe ser la opción principal a largo plazo.
EL AISLAMIENTO
Durante el confinamiento en Argentina, el consumo de alcohol y drogas experimentó un aumento significativo, según informes de Alcohólicos Anónimos. Cerca del 5% de la población, equivalente a casi tres millones de personas, se encontraba en niveles de abuso y dependencia de sustancias. La franja etaria más vulnerable abarcó los 25 a 35 años, seguida por la adolescencia y juventud (entre 14 y 25 años). Además, algunas estadísticas revelaron que 9 de cada 22 víctimas en accidentes de tránsito en Argentina habían consumido alcohol y drogas.
Un informe de la OPS indicó que durante la cuarentena, los síntomas de ansiedad se relacionaron con un aumento en el consumo excesivo de alcohol. De hecho, las personas con ingresos más altos mostraron mayor asociación con comportamientos relacionados con el consumo de alcohol, mientras que las mujeres reportaron menos consumo antes de las 5 de la tarde y menos episodios de consumo excesivo de alcohol durante la pandemia.
Las cifras oficiales sobre el consumo de drogas y alcohol crecen a pasos agigantados
Aunque inicialmente puede aliviar la tensión, a largo plazo, el alcohol puede generar estrés, insomnio, ansiedad o dependencia. Un informe de Voices! revela que más del 70% de los argentinos experimenta estrés y ansiedad debido a la pandemia, lo que ha resultado en un incremento en el consumo de alcohol, tabaco y trastornos alimentarios.
La relación entre ansiedad y consumo de sustancias es bimodal, ya que el uso continuado puede causar síntomas de ansiedad, mientras que algunos trastornos de ansiedad pueden aumentar el consumo de ciertas drogas.
En Argentina, los trastornos de ansiedad afectan al 16.4% de la población, y el abuso de alcohol afecta al 8.1%, destacando la importancia de abordar estos problemas desde una perspectiva integral de salud mental y buscar apoyo profesional cuando sea necesario.
PREVALENCIAS
A partir de un estudio de 2022 en el que participó el Observatorio Argentino de Drogas, se desprendieron distintos datos. Respecto a la prevalencia de consumo de sustancias, el cannabis fue -y se estima que es- la droga más consumida en Argentina. Aproximadamente el 9.3% de la población lo había consumido cannabis al menos una vez en su vida. En tanto que el alcohol es ampliamente consumido, ya que cerca del 75.9% de las personas había bebido en el último año. Y, por su parte, el tabaco también es común, con un 24.7% de la población que había fumado en el último año.
Por entonces, se estimaba que alrededor del 2.6% de la población presentaba un consumo problemático de sustancias (incluyendo alcohol, tabaco y otras drogas). Sobre este punto, cabe marcar que en tal investigación se estipuló a la edad promedio de inicio en el consumo de alcohol a los 15 años. En cuanto al cannabis, la edad promedio de inicio en el consumo es de 16 años.
Los especialistas proponen un abordaje integral con el foco en el desarrollo
Cerca del 10.4% de las personas que consumían sustancias manifestaron haber buscado tratamiento en el último año. En ese sentido, el 60.2% de la población consideró que el consumo de cannabis es riesgoso para la salud y el 80.6% contestó que es riesgoso el consumo de cocaína.
MÁS ESTUDIOS
Según un estudio de la UAI, publicado hace casi dos años con el título “Prevalencia de consumos abusivo de psicofármacos en profesionales médicos: una revisión sistemática”, se percibió que el consumo abusivo de psicofármacos entre el personal sanitario se ha convertido en una preocupación creciente, especialmente en el contexto de la pandemia. Además, se destacó la hostilidad en el clima laboral y el estrés al que se enfrentan médicos y enfermeras como factores que podrían contribuir a este fenómeno.
Entre los resultados, evidenciaron que hubo una prevalencia de consumo abusivo de psicofármacos en profesionales médicos, especialmente en hombres, con edades alrededor de los 40 años y con especialización en medicina familiar. En tanto, la recurrencia de consumo abusivo incluyó opioides como la principal sustancia, seguida por benzodiazepinas y estimulantes. Asimismo, se observó sintomatología asociada a la depresión y trastornos de personalidad en aquellos con consumo abusivo. En otro orden, las causas identificadas incluyeron estrés laboral, fácil acceso a las sustancias y antecedentes familiares de adicción.
En 2019, un estudio nacional relacionado al consumo de sustancia psicoactivas relevó que entre las causas externas o lesiones, se destacaron los envenenamientos accidentales por exposición a estupefacientes y los envenenamientos de intención no determinada asociados al consumo de sustancias de uso indebido. Al unísono, las enfermedades cardiovasculares (42%) y las neoplasias (38.8%) fueron las principales causas de muerte relacionadas con el consumo de drogas.
En el mismo año, la UBA reportó que aproximadamente el 89% de los participantes de su estudio que tenían hijos/as han dialogado con ellos/as sobre el consumo problemático de sustancias, indicando una preocupación por esta cuestión.
Las situaciones de estrés deben ser tratadas por profesionales / Pexels
Por entonces, la mayoría de los participantes no creía que la salud mental esté incluida en el debate social sobre las drogas, a pesar de la evidencia de una fuerte relación entre el consumo problemático de sustancias y los problemas de salud mental. Sin embargo, desde la Casa de estudios enfatizaron en la importancia de entender que la salud mental es parte integral de la salud general de las personas y abogar por un enfoque integral que incluya la prevención de trastornos mentales relacionados con sustancias.
En gran porción, los encuestados consideraron que el Estado y los sistemas de salud deben cubrir el tratamiento de los problemas de salud derivados del consumo de sustancias. Además, una proporción significativa de participantes consideró que es fácil obtener cocaína y marihuana si lo deseara, destacando la facilidad de acceso a sustancias en la sociedad.
DATOS QUE SIRVEN PARA PENSAR
En la última Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado publicada por el Instituto Nacional de Censos y Estadísticas (INDEC) hace seis meses, los estudios arrojaron claves para comprender el tema. En uno de los capítulos de la misma se publicaron los datos recopilados sobre “la percepción de la población entrevistada acerca del nivel de consumo de drogas en su barrio”.
“El 32,0% de la población definió el consumo de drogas en su barrio como “grave”, porcentaje que se eleva al 55,8% entre las personas sin instrucción o con nivel primario incompleto. A medida que se avanza en el nivel educativo alcanzado, el porcentaje que considera “grave” el consumo de drogas en su barrio desciende paulatinamente, y registra la cifra más baja (17,8%) en aquellas personas con nivel terciario/ universitario incompleto y más. Se observa una tendencia similar cuando se tiene en cuenta el clima educativo del hogar al cual pertenecen las personas: el 43,5% de quienes se encuentran en hogares con clima educativo bajo declaró que considera el consumo en su barrio como “grave”, mientras que ese porcentaje se reduce a menos de la mitad entre las personas en hogares con clima educativo alto (13,8%)”, se leyó en el documento en la página 52.
“Respecto del conocimiento de espacios o programas de atención y prevención por consumos de sustancias psicoactivas en el barrio o en el municipio, aquellas personas que dijeron tener conocimiento representan el 18,3% del total de la población entrevistada. El porcentaje más alto con relación al nivel de conocimiento de esos espacios o programas se da en el conjunto de personas con mayor nivel educativo (22,1%) y en aquellas que conforman hogares con clima educativo alto (21,3%). Por el contrario, los porcentajes más bajos de conocimiento se corresponden con las personas con menor nivel educativo (12,1%) y con aquellas pertenecientes a hogares con clima educativo bajo (14,8%)”, se completó en la página 53 sobre el consumo de drogas en los barrios.
En torno al consumo de alcohol, en la página 14 se promedió “la prevalencia” del mismo durante la vida de los argentinos consultados que fue del “84,7%”. “En las personas adultas en edades centrales, de 25 a 34 años y de 35 a 49 años, se presentan las prevalencias más altas: 90,6% y 88,9%, respectivamente. En aquellas que tienen más de 65 años se observa la menor prevalencia de quienes consumieron alguna vez en la vida. La mayor prevalencia se observa en los hogares con clima educativo alto: 92,2%, que es superior al promedio en casi 8 puntos porcentuales (p.p.); en tanto el menor porcentaje se observa en los hogares con clima educativo bajo, con 79,5%” rezó textual.
“La prevalencia anual es 66,2%. La prevalencia fue mayor en las personas jóvenes, con 69,6%, y adultas jóvenes de 25 a 34 años, con 76,7%. Luego disminuye conforme aumenta la edad, con una diferencia de casi 22 p.p. entre aquellas en edades más jóvenes y las que pertenecen al tramo de 66 a 75 años. La prevalencia anual según clima educativo del hogar exhibe la misma tendencia que la prevalencia de vida, donde el mayor porcentaje se dio en hogares con clima educativo alto: 79,1%, y el menor corresponde a los hogares con clima educativo bajo: 56,7%”, se reportó, en suma.
Respecto a los sitios donde surgen los consumos, se desagregó: “El lugar o la situación en que las personas declararon consumir alcohol más frecuentemente fue “en su casa” (50,8%), seguido del consumo “en la casa de amigos/as o pareja” (23,3%), y luego quedó el consumo “en un boliche, bar o restaurante” (15,7%). Los lugares elegidos presentan algunas diferencias entre las respuestas de varones y mujeres: si bien en ambos casos el consumo más frecuente es en la casa, para los varones se observa una mayor proporción (54,2% contra 45,8% de las mujeres); por el contrario, el consumo “en un boliche, bar o restaurante” es mayor en las mujeres (19,4%) que en los varones (13,0%)”.
El consumo de cannabis es cada vez más frecuente entre los jóvenes / Pexels
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