VIDEO. UNO recibió a los campeones y los hinchas siguen celebrando

A estadio lleno, hubo un gran recibimiento para el equipo de Eduardo Domínguez que volvió a casa después de un mes

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¡Dale campeón! ¡Dale campeón! La emoción embargó al pueblo pincha en el regreso con gloria de sus jugadores al estadio Jorge Hirschi. Es que pasó casi un mes desde el último partido (la derrota dolorosa 1-0 ante Gremio que complicó las cosas en la Copa Libertadores) pero luego de ese mal trago llegó la enorme alegría de una nueva vuelta olímpica. Por eso, el partido ante Riestra fue apenas una excusa.

Tras el título, la delegación viajó rápidamente a Bolivia para jugar con The Strongest. Por eso fue tan especial el reencuentro con la gente en UNO. Después de un fin de semana a todo festejo en el estadio, los hinchas le brindaron un recibimiento impactante a los jugadores que agregaron dos estrellas en apenas 5 meses.

Con fuegos artificiales en la previa, las banderas rojas y blancas aportaron el color a una escenografía sin lugares vacíos. Los hinchas desplegaron dos telones enormes, uno en una cabecera y otro en platea y el grito a los campeones fue atronador en un ingreso al campo de juego muy especial.

Es que en la salida de los equipos Deportivo Riestra ingresó antes al terreno y junto a los chicos que ingresaron junto a los jugadores del Malevo, homenajearon a Estudiantes con un pasillo de campeón en la salida al campo del equipo de Eduardo Domínguez, cosa que no había hecho Tigre en la primera fecha del campeonato. Los aplausos de los jugadores visitantes a los campeones le dieron contexto de fútbol europeo al festejo, en una modalidad que no termina de entrar en el fútbol argentino.

Los hinchas disfrutaron la victoria 2 a 0 en un partido que tuvo algunos momentos de riesgo y, de la mano de los tres puntos, la punta del torneo con números ideales tras las dos primeras fechas. Y luego continuó la fiesta, con los rostros de los campeones en pantalla gigante y la vuelta de los jugadores (con fuegos artificiales como fondo) para levantar los brazos y la Copa en el círculo central. Esta vez el ¡Dale campeón! ¡Dale campeón! fue la compañía perfecta para el salto y los gritos de los propios jugadores frente a la tribuna de 57. Una vuelta olímpica caminando con el griterío ensordecedor de los hinchas con la Copa como ofrenda a la gente, los aplausos de los propios jugadores al ritmo de los gritos de guerra de la hinchada que convirtió a La Plata en un carnaval y la compañía del León, infaltable en la fiesta. El reconocimiento para los campeones fue inolvidable, con todos tirados de palomita frente a la Copa, apoyada en una cabecera por Eduardo Domínguez y frente a la otra por Santiago Ascacíbar. El cierre perfecto para otra noche soñada.

 

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