Paciencia y notable jerarquía, las virtudes del campeón para liderar y prolongar los festejos
Edición Impresa | 21 de Mayo de 2024 | 05:43

Martín Mendinueta
@firmamendinueta
El León sigue de fiesta. Con puntaje ideal, gracias a un segundo triunfo tan justo como el del debut ante Tigre, rendimientos individuales sólidos y una estatura de juego colectivo muy seductora, Estudiantes demuestra a cada paso que su descomunal apetito de gloria no se apaga.
Mimado por su gente, la criatura dirigida por Eduardo Domínguez regresó a UNO, su casa, con los principales rasgos intactos. Gobernado en el campo por la claridad conceptual de Enzo Pérez, el despliegue inconmensurable de Ascacibar, la picardía de Cetré y el cotizado manual de jerarquía que suele ostentar Guido Carrillo, al campeón reinante no se le cruza la idea de sacarse la corona.
Deportivo Riestra se preparó para pelear y perdió de vista que, aún con la presencia de ese mal árbitro que es Fernando Espinoza, no le iba a alcanzar su enjundia para llevarse algo valioso. Estudiantes fue demasiado para este equipo que se desespera por demostrar que no le queda grande la Primera División. La diferencia técnica a la hora de manejar la pelota fue sencillamente abrumadora.
monólogo albirrojo, con Cetré como el protagonista estelar
Estudiantes dominó a su rival de principio a fin del primer capítulo, pero recién en el minuto cuarenta pudo pegar el grito que sus hinchas estaban esperando.
Después de situaciones generadas por los buenos movimientos de Guido Carrillo, y con Cetré siempre dispuesto para hacer valer su gambeta desequilibrante, un penal sancionado por el polémico Espinoza (y ratificado por sus colegas del VAR) lo condujo al escenario que tanto deseaba.
Riestra, impotente por carencias evidentes que limitan su accionar, cayó en el enojo con Cetré y le apuntó al colombiano con agresiones verbales, amenazas y hasta algún roce que en nada benefició a la precaria planificación realizada por Fabbiani.
Domínguez hizo bien en cuidar a su equipo con las variantes
Cuando el entrenador Pincha advirtió que el clima caldeado podía depararle lesiones o algún expulsado, no dudó en proteger a su tropa. Hacían fila para agredir a Cetré y por eso apagó ese foco de peligro.
El segundo tiempo fue menos atractivo, pero al menos entregó la muy linda definición de Javier Correa, quien siempre se las rebusca para dejar en claro que es suplente sólo para el elevado nivel de sus compañeros de ataque.
Fiesta el último sábado, también el domingo y anoche; la familia albirroja no para de cantar su desbordante orgullo generado por un equipo que le ha entregado recuerdos que llegaron para engordar su rica historia.
Mientras espera el trascendental examen frente a Huachipato por la Libertadores, Estudiantes no afloja en nada y eso les encanta a sus fieles.
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