La tristeza copera lo afectó y su carácter evitó los reproches

Con escasa precisión y gran personalidad logró un punto que le sirve para superar la temprana eliminación. Tuvo errores en todas las líneas

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

El “efecto Huachipato” sobrevoló en la helada noche donde al campeón se lo observó desdibujado y carente de precisión.

Su errático desempeño instaló la fuerte sensación de que le dura la tristeza por lo ocurrido en la derrota frente al equipo chileno. Sin justeza en las entregas y con varios momentos de zozobra en defensa, el equipo de Domínguez evitó los peores reproches gracias a su fuerte temperamento.

Tenaz y fogoso para pelear por lo que tanto necesitaba, alcanzó el empate en la parte final, y después de haber tenido un desempeño nada convincente.

Nadie podrá acusarlo de falta de perseverancia. Insistió en todo momento y, cuando el reloj apretaba mucho más de lo aconsejable, desató el alarido tranquilizador.

Zaid Romero, genuino propietario de un temperamento que, sin dudas, se ubica entre sus mejores atributos como futbolista, muy probablemente se despidió de la gente que tantas veces lo ovacionó gritando con el alma un gol que mucho tiene que ver con su exitoso paso por el Pincha.

El empate conseguido no significó un tesoro, aunque sirvió para ayudar a seguir superando el mal trago copero.

En algún momento la pena pasará y Estudiantes volverá a sentirse pleno. Anoche no estuvo en su mejor versión y los rendimientos individuales terminaron dándole forma a una producción colectiva escasamente confiable.

EL RECESO QUE LLEGA LE VENDRÁ BIEN PARA CERRAR UNA ETAPA

El cóctel de emociones vividas fue muy fuerte. La sumatoria de una estrella tremendamente valorada y la reciente frustración en el plano continental, hicieron que transitara por situaciones opuestas. El tiempo, con unos días de descanso y otros de exigente trabajo para afrontar el segundo semestre, le vendrá bárbaro para “barajar y dar de nuevo”, plantearse nuevos objetivos y hacer los retoques que hoy generan algo de intriga.

¿Cuántos se irán? ¿Cuántos llegarán? Ambas preguntas generan curiosidad porque las salidas y las incorporaciones serán las que determinen la nueva fisonomía de un campeón que está con la cabeza “gastada”.

 

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