Señales de mayor tensión entre los Milei y Villarruel

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Carlos Barolo

La distancia política y personal entre Javier Milei y Victoria Villarruel es cada vez más amplia. Poco hacen por disimularla. Ayer, a horas nomás de que el juez Ariel Lijo asista hoy a la comisión de acuerdos del Senado que revisa su postulación a la Corte Suprema según una propuesta del Presidente, la Vice se diferenció una vez más de su compañero de fórmula y fue lapidaria con el magistrado.

“Mi opinión respecto de Lijo es pública. La he expresado. No estoy de acuerdo con la candidatura. Por razones prácticas, está reemplazando a una mujer. Es un juez que ha lesionado mucho los vínculos a raíz de su candidatura, entre aquellos que están a favor o en contra. Es un juez que no contaría con los pergaminos necesarios para ser juez de la Corte Suprema de la Nación. Es una de las garantías de seguridad jurídica. No ha sido la mejor elección. Ha sido una candidatura que es controversial. Hubiéramos querido tener un candidato sólido y que nos represente y con la mejor sabiduría y rectitud posible. No creo que sea el caso“, sentenció Villarruel. La escuchaba un auditorio que la aplaudió a rabiar: fue en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, del cual es socia, entidad que impugnó el pliego del juez de Comodoro Py.

Este gesto diferenciados de la Rosada se dio luego de que la distancia con Milei quedara expuesta el viernes, cuando Villarruel no fue invitada a la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas aún cuando es público su amplio predicamento en ese sector. Su presencia hubiera sido algo natural.

Llega, además, cuando los senadores consiguieron un cuantioso aumento salarial. La Vice, en rigor, no podía voltearlo con su lapicera porque fue una decisión votada por el recinto pero tanto Milei como su hermana, Karina, parecieron responsabilizarla tácitamente con una serie de comentarios y reposteos en la red social X.

No muy buena relación

La clave de todo esto es su muy mala relación con Karina, secretaria General de la Presidencia, que incluso viene desde antes de la asunción de Milei. En tiempos de campaña, digamos. Las damas literalmente se detestan. El círculo aúlico que rodea el Presidente -su hermana y un par más- incluso ve a Villarruel como una probable amenaza, por su tendencia a las construcción política discreta y a supuestos diálogos con molestas despechados.

Entre estos último se incluye el poderoso asesor presidencial Santiago Caputo, que para colmo es uno de los impulsores de la llegada de Lijo a la Corte Suprema. El joven consultor asoma, en efecto, como otro enemigo interno de la vicepresidenta.

Sobre el tema del aumento de dietas de los senadores, y acaso viendo que la querían pegar a esa movida, la Vice convocó en su calidad de titular de la Cámara alta a una sesión especial para que los senadores debatan la cuestión mañana. Lo hizo a través de un escrito que difundió en las redes, donde instó a una discusión “de frente y en forma pública” para terminar “con las sobre actuaciones que parasitan a la política argentina en todos los órdenes”. ¿Palazo a la Rosada? ¿A Milei por su virulenta respuesta tuitera?

El aumento de las dietas está atado en la subas salariales de los empleados legislativos decididas en paritarias, un ardid que fue votado en el recinto en abril pasado y que implicaría que los sueldos de los senadores se incrementen a unos 9 millones de pesos brutos.

En tiempos de crisis, las criticas fueron previsibles -Milei habló de “estafadores”- y ayer los jefes de todas las bancadas decidieron dar marcha atrás. Presentarán una nota para pedir desenganchar la variación de sus sueldos de lo que cobran los empleados comunes.

Pero entre los temas a tratar en la sesión especial que habilitó Villarruel hay un proyecto del senador hiperkirchnerista José Mayans que dispone un tope máximo para los sueldos de autoridades de los tres poderes del Estado, entre los que están el Presidente de la Nación, los jueces de la Corte otros cargos políticos. Ese top es de 20 salarios mínimos.

Se reitera: el tuit de la Vice donde hizo hincapié en que convocaba a la sesión para “terminar con las sobre actuaciones que parasitan a la política” fue leído en el Ejecutivo y en el Legislativo como una respuesta a Milei y los suyos, que criticaron con dureza el aumento en las dietas. Aclaración: el sueldo de Villarruel está encuadrado en el régimen salarial del Poder Ejecutivo (ella no es senadora), cuyos montos están congelados a diciembre de 2023 por decisión del jefe de Estado.

Pero lo de los salarios es hojarasca. La postura sobre Lijo es realmente la bomba que tiró Villarruel porque es uno de los dos candidatos propuestos por el Presidente a la Corte Suprema. Que llega con el tufillo de un acuerdo previo con el peronismo/kirchnerismo. O sea, con la casta, ese actor que tanto denigra verbalmente Milei.

El otro candidato, Manuel García Mansilla, no tiene demasiadas objeciones pero su pliego recién se trataría a fin de este año o incluso el próximo porque ocupará el lugar del actual juez Juan Carlos Maqueda, quien dejará el Tribunal en diciembre cuando cumpla 75 años, tal como establece la ley.

Lealtad y apoyo, pero...

Ayer, frente a los abogados porteños, Villarruel aludió a las supuestas -y para muchos obvias- diferencias con Milei. “Tengo muy en claro que soy la vicepresidente de su Gobierno. Mi lealtad y mi apoyo son totales. Eso no significa que no pueda tener diferencias. Me preocupa que se cree la idea de un gobierno dividido. No hay un gobierno que esté viviendo una pelea en su seno. Está viviendo su maduración“. Y confirmó allí que el oficialismo empujará una ampliación de los miembros del máximo tribunal, todo un dato político que hasta ayer era sólo una versión. “Va a ser uno de los temas que se tratarán en los meses venideros y también en cuántos miembros“, sostuvo.

La pelea entre las cabezas de estos dos poderes del Estado promete nuevos capítulos.

 

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