Tierras raras: advertencia de EE UU a China

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, cuestionó las medidas de Pekín que limitan la salida de minerales y pidió a sus aliados diversificar las cadenas de suministro

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El conflicto comercial entre Estados Unidos y China sumó un nuevo capítulo, luego de que Pekín impusiera restricciones adicionales a la exportación de tierras raras, minerales esenciales para la fabricación de imanes utilizados en industrias clave como la automotriz, la electrónica y la defensa. La respuesta de Washington no se hizo esperar: el secretario del Tesoro, Scott Bessent, calificó la medida como un gesto de “coerción económica” y llamó a las potencias aliadas a actuar de forma coordinada.

“Esto debería ser una señal clara para nuestros aliados de que debemos trabajar juntos, y juntos trabajaremos”, afirmó Bessent durante una conferencia de prensa en el marco de las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Según el funcionario, el paso dado por China representa “una amenaza global” que obliga a los países occidentales a repensar su dependencia de las cadenas de suministro dominadas por Pekín.

Bessent insistió en que el objetivo de Washington no es el “desacoplamiento” económico —una ruptura total de vínculos—, sino una estrategia de “reducción de riesgos y diversificación” de las fuentes de materias primas críticas. “No queremos desacoplarnos. Deberíamos trabajar juntos para reducir riesgos y diversificar nuestras cadenas de suministro lejos de China lo más rápido posible”, enfatizó.

El ministro estadounidense habló pocos días después de que el gobierno chino anunciara nuevos controles sobre la exportación de tecnologías y productos relacionados con tierras raras, en una medida que muchos analistas interpretan como respuesta a las restricciones impuestas por Washington al acceso chino a semiconductores avanzados.

“Intenta apoderarse de la cadena de suministro”

Por su parte, el representante Comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, acompañó la postura de Bessent y fue aún más tajante. “Esto no se trata solo de Estados Unidos. El anuncio de China no es más que un intento de apoderarse de la cadena de suministro global”, declaró. “Este movimiento no es una represalia proporcional. Es un ejercicio de coerción económica sobre todos los países del mundo”, agregó.

Las tierras raras, aunque su nombre pueda sugerir lo contrario, no son escasas, pero su procesamiento es complejo y costoso. China domina más del 80% del mercado mundial, una posición que le otorga un poder estratégico en sectores de alta tecnología y defensa. Estados Unidos y sus socios del G7 han intentado en los últimos años impulsar proyectos alternativos de extracción y refinación, pero los avances han sido limitados.

La frágil tregua comercial

La disputa se produce en un momento de creciente fragilidad en la tregua comercial entre ambas potencias. Las tensiones, que se habían moderado tras los primeros acuerdos firmados en 2024, volvieron a escalar con la segunda presidencia de Donald Trump. Durante su primer mandato, los aranceles recíprocos llegaron a niveles de tres dígitos, afectando miles de productos de ambos países.

Actualmente, Washington y Pekín mantienen un entendimiento temporal que expira a principios de noviembre. Sin embargo, la situación podría deteriorarse nuevamente: Trump ya adelantó que evalúa imponer un arancel adicional del 100% a los bienes provenientes de China si no se alcanzan compromisos “claros y verificables” sobre el comercio de minerales estratégicos.

La disputa por las tierras raras, lejos de ser un episodio aislado, refleja una batalla estructural por la hegemonía tecnológica y económica global, donde cada paso tiene repercusiones directas en los mercados internacionales y en el equilibrio geopolítico.

 

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