El cometa interestelar: se acerca y genera fascinación
Edición Impresa | 11 de Noviembre de 2025 | 01:18
Desde los confines del espacio interestelar, un viajero antiguo se aproxima a nuestro vecindario cósmico. Se trata del cometa 3I/ATLAS, el tercer objeto de origen extrasolar jamás detectado, que volvió a ser visible en las últimas horas tras cruzar el Sol.
Descubierto el 1º de julio pasado por el sistema de detección ATLAS , el cometa viene y su trayectoria vienen siendo seguidas con atención por observatorios internacionales y astrónomos aficionados. De acuerdo con mediciones del Telescopio Espacial Hubble, su núcleo helado mide entre 300 metros y 5,6 kilómetros de diámetro y contiene roca, hielo y polvo, con una antigüedad estimada en más de 7000 millones de años, anterior incluso a la formación del sistema solar.
Su paso por el perihelio, el 29 de octubre, a unos 210 millones de kilómetros del Sol, generó nuevas imágenes y datos. El telescopio Discovery del Observatorio Lowell, en Arizona, logró captarlo un día antes del máximo acercamiento solar: una mancha azulada con una débil coma gaseosa, evidencia de que el calor de la estrella lo hacía liberar partículas y gases a gran velocidad.
El cuerpo viaja a unos 210.000 kilómetros por hora y seguirá una trayectoria casi rectilínea que lo llevará a su punto más cercano a la Tierra el 19 de diciembre, a unos 270 millones de kilómetros. Aunque no será visible a simple vista, telescopios espaciales y observatorios profesionales aprovecharán la ocasión para obtener espectros y estudiar su composición con mayor detalle.
Una de las razones por las que 3I/ATLAS atrajo tanta atención es que sigue los pasos de dos visitantes interestelares anteriores, 1I/‘Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019). En el caso del primero, su forma alargada y su inesperada aceleración generaron controversia y hasta hipótesis sobre un posible origen artificial, al sugerirse que podría tratarse de una sonda enviada por otra civilización. Esa especulación se basó en su movimiento anómalo, que no encajaba del todo con el comportamiento de un cometa común.
A diferencia de aquel visitante, 3I/ATLAS muestra características claramente cometarias: una cola visible, emisión de gases y una composición compatible con el hielo interestelar. Para los expertos, su estudio servirá para comparar la química de los cometas de nuestro sistema solar con los que se formaron alrededor de otras estrellas, aportando pistas sobre los orígenes compartidos de la materia en la galaxia.
La NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) ya coordinan observaciones conjuntas para analizar la naturaleza de esos gases y evaluar si su proporción de carbono y oxígeno difiere de la habitual. Cada medición ayudará a reconstruir la historia del objeto y, con ella, un fragmento de la evolución del universo primitivo.
Aunque su brillo apenas será perceptible, el paso de 3I/ATLAS dejará una estela de información invaluable. En tiempos donde los límites entre ciencia y misterio se difuminan, este cometa recuerda que aún hay mensajeros que llegan desde regiones lejanas del cosmos para revelar, fugazmente, cómo fue que todo comenzó.
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