Enrique Loedel Palumbo, un gran físico de la Universidad platense
Edición Impresa | 19 de Noviembre de 2025 | 00:11
Enrique Loedel Palumbo ocupa un lugar fundamental en la historia de la física en nuestro país y el resto de Latinoamérica. Su estatura intelectual dio forma a varias generaciones de científicos argentinos y sudamericanos, y le permitió vincularse a las más trascendentales figuras internacionales de la ciencia.
Fue el pionero en la investigación teórica de la física en Hispanoamérica, particularmente en los campos de la relatividad y la óptica molecular.
Nació en Montevideo el 29 de junio de 1901, en el seno de una familia de docentes, culta y progresista. Sus padres fueron Juan Eduardo Loedel y Emilia Palumbo.
A los 14 años descubrió su vocación científica, montando un pequeño laboratorio en su propia casa, donde realizaba experimentos y registraba cuidadosamente los resultados.
Al terminar el secundario ingresó a la Facultad de Ingeniería montevideana, pero dos años después decidió radicarse en nuestra ciudad para estudiar el doctorado de física en la por entonces denominada Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas y simultáneamente el profesorado de Matemáticas en la de Humanidades, ambas casas de estudio pertenecientes a la UNLP.
En diciembre de 1923 se graduó como “profesor” tanto de física como de matemáticas y, poco después, se casó con María Angélica Gorlero.
En 1924 obtuvo una cátedra en el Colegio Nacional de La Plata y fue designado conservador en el Gabinete de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
Asumió estas responsabilidades académicas mientras preparaba su tesis doctoral y mantenía una intensa actividad intelectual en el naciente campo de la física latinoamericana.
TRASCENDENCIA INTERNACIONAL
En abril de 1925, con motivo de la visita de Albert Einstein a nuestro país, oportunidad en la que el científico germano pasó un día en La Plata, Loedel, de 24 años de edad, asistió en Buenos Aires a una conferencia que el padre de la teoría de la relatividad ofreció en la Academia Nacional de Ciencias Exactas, durante la cual le formuló al ya famoso físico una complicada pregunta que lo sorprendió y que contestó amablemente.
Tiempo después, en base a esa respuesta, el rioplatense desarrolló un trabajo que publicó una prestigiosa revista de ciencias alemana. Fue el primer artículo de un científico latinoamericano sobre la relatividad dado a conocer a nivel internacional.
El 14 de diciembre de 1925 defendió exitosamente su tesis doctoral, un extracto de la cual poco después fue publicado por otra revista científica germana.
Con una sólida reputación científica ganada, en 1928 la UNLP le otorgó una beca de dos años para estudiar mecánica cuántica en la Universidad de Berlín nada menos que con Max Planck y Erwin Schrödinger, oportunidad en la que también comenzó a adentrarse en el terreno de la filosofía científica de la mano de Hans Reichenbach.
Ya de regreso en La Plata, Loedel prosiguió su quehacer académico universitario, además de dar cátedras en el Colegio Nacional y en el Liceo Víctor Mercante. En esa época amplió su vida social asociándose al club de Gimnasia y Esgrima y frecuentando tertulias que se improvisaban en reconocidos bares de la Ciudad.
Su labor de investigador en la UNLP fue muy rica durante años en los que publicó numerosos y destacados trabajos científicos de amplia difusión, y asistió como expositor a varios congresos de su disciplina que se realizaron en distintas capitales europeas.
EL DIAGRAMA DE LOEDEL
La gran contribución internacionalmente reconocida de Loedel Palumbo tuvo lugar en el campo de la representación gráfica de la relatividad especial. A partir de 1948 desarrolló y publicó su propio modelo gráfico, conocido hoy como el Diagrama de Loedel.
Fue vicepresidente de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires y consejero superior de la Universidad platense.
Por razones políticas, fue cesanteado de la UNLP a fines de 1955, pero de inmediato recibió la invitación de la Universidad de Cuyo para desempeñarse como docente.
En 1961 regresó a la tarea universitaria en La Plata, donde falleció al año siguiente, el 31 de julio de 1962.
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