Al fin le regaló a su gente justo lo que tanto quería

Aprovechó el pésimo nivel de River para construir el alivio que tanto necesitaba. Garra y convicción para resistir en defensa fue su mejor virtud

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

¡El Lobo lo hizo! Cuando nadie apostaba ni diez pesos por la posibilidad de vencer a River en el Monumental, apeló a un vigoroso carácter para edificar una satisfacción inolvidable.

Usufructuando la creciente bronca de la hinchada local, que sólo multiplicó la presión para un equipo que juega cada día peor, la formación dispuesta por Fernando Zaniratto hizo exactamente lo que su gente le pedía haciendo fuerza desde nuestra ciudad.

¡Y Gimnasia no falló! Mostrándose unido en la cancha y corriendo cada pelota como si fuera la más valiosa de la noche, creyó en sí mismo para interrumpir una cadena hiriente de tristes episodios.

Si ya el empate era fenomenal, la victoria no puede rotularse menos que brillante. Pasarán los años y se recordará lo de anoche como el gran alivio del almanaque 2025.

CORRECTO PRIMER TIEMPO DONDE LA ACTITUD FUE LO MEJOR DEL LOBO

El cóctel de indignación, ansiedad y cada vez más llamativas limitaciones hizo de River un equipo ordinario. Eso fue aprovechado por la saludable enjundia tripera que en ningún momento le permitió moverse con libertad.

Gimnasia, desde lo actitudinal, respondió bastante mejor que en el clásico que perdió sin atenuantes. Puso garra, mantuvo el orden en defensa y tuvo eficacia en el juego aéreo.

El murmullo creciente de la hinchada local le jugó a favor. Teniendo claro que toda la responsabilidad era del anfitrión, jugó liberado y se permitió intentar cosas que, más allá que no salieron, lo mostraron a la altura de las circunstancias.

LOS SILBIDOS LOCALES FUERON EL COMBUSTIBLE MÁS MOTIVADOR

Las atajadas de Nelson Insfrán (con penal incluído) fueron en coincidencia con el valorable esfuerzo de los mismos hombres que tantas críticas feroces venían recibiendo.

Augusto Max, quien había quedado señalado como uno de los principales responsables en la reciente derrota en el clásico, anoche fue uno de los de mejor rendimiento. Su aporte en la mitad de la cancha marcó el camino de la entrega sin respiro.

En el peor momento futbolístico e institucional consiguió indemnizar a sus hinchas que tanto sufrimiento han acumulado en los últimos años.

Después de sentir que absolutamente nada le podía salir bien, de sentir que la autoestima se había hecho añicos, Gimnasia se puso de pie en el escenario de mayor dificultad.

Faltando todavía los compromisos ante Vélez y Platense, en este lunes de sonrisas distendidas siente que ningún fantasma desagradable puede generarle miedo.

Las imágenes de anoche coparán las principales señales de televisión y las redes sociales para despedazar a la criatura de Gallardo; aunque también le servirá al Lobo para tomar la real dimensión de lo que fue capaz de hacer cuando pocos, muy pocos, lo creían posible.

 

Gimnasia
River

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