Jafar Panahi: “Estoy vivo mientras haga películas”
Edición Impresa | 2 de Diciembre de 2025 | 03:03
El cineasta iraní Jafar Panahi ha sido encarcelado, se le ha prohibido viajar, se le ha puesto bajo arresto domiciliario y se le ha ordenado dejar de hacer películas durante 20 años. Pero sigue haciendo películas: su última, “Fue solo un accidente”, es la candidata de Francia para los Oscar, y llegará a los cines argentinos el jueves, justo cuando Panahi ha vuelto a ser condenado por el estado iraní (ver aparte).
La mayoría diría que eso es valiente. Pero Panahi no. “Mi problema era que me dijeron que no hiciera películas. Tenía que hacer películas. Es muy sencillo”, dice Panahi. “Podría decir que hago cosas para mi pueblo, para mi país. No, solo busco formas de hacer películas. Busqué soluciones y las encontré”.
Y, desde que fue encarcelado por primera vez en 2009, Panahi ha encontrado algunas soluciones extraordinarias. Rodó “Taxi” (2015) en su mayor parte dentro de un coche, haciendo él mismo de conductor. “Esto no es una película” (2011) la rodó en su salón, con un iPhone. También ha dirigido escenas a distancia, o cambiando de ubicación casi a diario, para evadir a las autoridades. Su última película fue rodada clandestinamente en Irán: transcurre en una camioneta, que también sirve de escondite; las escenas de exteriores se rodaron en zonas desérticas y barrios poco frecuentados. “Cuando uno vive en un lugar, como lo conoce bien, consigue las formas de escapar”, dijo el director, que filmó la película tras su estancia en la cárcel, de de siete meses, que terminó en 2023 cuando Panahi inició una huelga de hambre.
“Estoy vivo mientras haga películas. Si no hago películas, lo que me pase ya no importa”, explica su pulsión de hacer cine contra todo, aunque afirma que “yo era una persona especial en la cárcel. Había gente allí que hacía huelgas de hambre durante 20 o 30 días y nadie se enteraba. Si yo no comía durante dos días, todo el mundo se enteraba”.
La película está inspirada en las historias que le contaron sus compañeros de prisión: “Cuando pones a un artista en prisión, le estás dando una oportunidad, le estás dando material, ideas, le estás abriendo un mundo completamente nuevo”, dijo Panahi en Cannes, y filmó un angustioso thriller de venganza donde un antiguo preso ve en Teherán al hombre que cree que fue su abusivo interrogador en la cárcel. Pero como le vendaron los ojos durante los interrogatorios, al igual que al propio Panahi, no está seguro. Con el hombre amordazado y atado en la parte trasera de su furgoneta, conduce hasta donde se encuentran otros antiguos presos y debaten qué hacer.
Panahi ha sido durante mucho tiempo uno de los cineastas más aclamados, pero lleva más de 15 años ausente de la escena internacional. En ese tiempo, los festivales de cine a veces le han reservado un asiento con un cartel que dice “Jafar Panahi”.
Tras su liberación en 2023, se levantó la prohibición de viajar impuesta a Panahi. Aun así, rodó “Fue solo un accidente” de forma clandestina, negándose a solicitar la aprobación del Gobierno para su guion. En una ocasión, durante un rodaje nocturno en el que Panahi no estaba presente, la policía detuvo a su equipo.
Pero, por primera vez en casi dos décadas, Panahi pudo viajar con su película. En el Festival de Cine de Cannes, celebrado en mayo, ganó la Palma de Oro. Al aceptar el premio en el escenario, imploró: “Nadie debería atreverse a decirnos qué tipo de ropa debemos llevar, qué debemos hacer o qué no debemos hacer. El cine es una sociedad”.
Ante la creciente preocupación por la censura en otros países, Panahi ha recibido una acogida heroica en el extranjero. En el Festival de Cine de Nueva York, donde su llegada se retrasó por complicaciones con el visado debido a la prohibición de viajar impuesta en junio a los visitantes de 12 países, Martin Scorsese elogió a Panahi como uno de los cineastas más importantes en activo.
Sin embargo, Panahi no se considera un héroe y no le gusta que lo etiqueten como cineasta político. Para él, es más sencillo: “Soy cineasta. Tengo que hacer películas. Y es mi derecho hacer películas”.
HACIA EL OSCAR
Panahi, al igual que otros cineastas que trabajan bajo regímenes autoritarios, ha puesto a prueba las normas de los Oscar. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas exige que todas las candidatas al premio a la mejor película internacional sean presentadas por un país. Como era de esperar, Irán no seleccionó “Fue solo un accidente”. En su lugar, Francia presentó la película de Panahi, coproducida en Francia.
Sin embargo, Panahi preferiría que los gobiernos quedaran totalmente fuera del proceso. “Si queremos enviar una película a Cannes, Venecia o cualquier otro lugar, no tenemos ningún problema”, afirma. “Pero en cuanto hablamos de los Oscar, tenemos que ir a suplicar a nuestros gobiernos”. Este sistema es criticado con más frecuencia recientemente, en particular por el auge del autoritarismo en el mundo. “Esto reduce y socava la independencia de los cineastas”, opinó Panahi.
Aun así, Panahi se ha negado a huir de Irán. Dice que ama a su país y sabe que la vida de emigrante no es para él. Su amigo y compatriota, Mohammad Rasoulof, huyó dramáticamente de Irán a pie el año pasado para reasentarse en Alemania y estrenar “La semilla de la higuera sagrada” en Cannes. Pero Panahi regresó a Irán al día siguiente de ganar la Palma.
“Hizo felices a muchas personas, pero también disgustó a los funcionarios del Gobierno”, afirma Panahi. “Los funcionarios estatales utilizaron la misma fórmula que antes y nos consideraron espías de la CIA y de Israel. Por otro lado, muchas personas, especialmente las familias de los presos políticos y los cineastas independientes, se alegraron mucho de mi regreso”.
Tras la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, en 2022, se extendió una ola de protestas contra las leyes iraníes que obligan a llevar el hiyab y contra el trato que reciben las mujeres. Panahi estaba encarcelado en el momento de las protestas, pero estas le inspiraron enormemente. Varias actrices de “Fue solo un accidente” aparecen en la película sin hiyab.
“Realmente no quiero dar lecciones de moralidad. Quiero provocar y crear preguntas”, dice Panahi. “Quiero preguntar qué pasará en el futuro y animar a la gente a pensar si responderemos a la violencia con violencia. Yo no he creado la oscuridad. La oscuridad está ahí y el problema está en las personas que la han creado. Yo solo muestro la realidad”.
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