Una agenda pendiente para la ciencia y la regulación

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El estudio de la Universidad Humanitas no es el primero en advertir sobre la acumulación de pigmentos en ganglios linfáticos, pero sí es uno de los más completos en analizar cómo esa presencia modifica funciones inmunes específicas. Sus autores remarcan que falta evidencia sólida sobre humanos y que los modelos animales no pueden extrapolarse de manera directa, pero coinciden en que la línea de investigación debe reforzarse.

Mientras tanto, señalan que los profesionales del tatuaje y las autoridades sanitarias deberían avanzar hacia: registros obligatorios de ingredientes; estudios toxicológicos más exigentes; evaluaciones sobre el impacto a largo plazo; estándares uniformes de fabricación.

“Comprender cómo interactúan los pigmentos con nuestro organismo no es una cuestión estética, sino de salud pública”, concluyen.

 

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