Cuando los miembros de una familia real eligen proteger a sus hijos

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Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo, miembros destacados de la realeza monegasca, han tomado la decisión consciente de proteger la privacidad de sus hijos, Stefano y Francesco, manteniéndolos alejados del escrutinio mediático. Esta postura refleja su deseo de brindarles una infancia lo más normal y resguardada posible, a pesar de su linaje y la atención pública que naturalmente atraen.

A lo largo de los años, la pareja ha limitado las apariciones públicas de sus hijos, permitiendo que sean fotografiados en contadas ocasiones, como durante el Día Nacional de Mónaco. Incluso en estos eventos, se observa un esfuerzo por parte de los padres para mantener un ambiente controlado y respetuoso con la intimidad de los pequeños. Esta actitud subraya su compromiso con la protección de Stefano y Francesco frente a la exposición mediática.

La determinación de Pierre y Beatrice de resguardar la vida privada de sus hijos también se evidencia en su elección de residencia y estilo de vida. Tras su matrimonio, Beatrice mencionó que vivir en Mónaco le proporcionaba un alivio, especialmente durante su embarazo, debido a la prohibición de los paparazzi en el principado. Esta preferencia por la discreción y la privacidad refleja su intención de criar a Stefano y Francesco en un entorno protegido, permitiéndoles desarrollarse lejos de las presiones y el escrutinio público que conlleva su estatus familiar.

 

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