Kicillof, Jorge Macri y Villarruel en una misa por el Papa Francisco
Edición Impresa | 27 de Abril de 2025 | 01:02

Sobre las escalinatas de la Catedral Metropolitana y ante decenas de fieles, el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, presidió ayer una misa exequial en homenaje al papa Francisco, quien murió el lunes pasado a sus 88 años, en la que pidió por la reconciliación de los argentinos.
En la misa estuvieron presentes la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel; el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri; el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof; como así también integrantes de la Corte Suprema.
El saludo entre Jorge García Cuerva y Axel Kicillof / NA
García Cuerva lamentó la partida de Francisco y dijo: “Hoy, lloramos porque no queremos que la muerte gane, lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque ya sentimos en el corazón su ausencia física, lloramos porque nos sentimos huérfanos”.
Continuó y citó un tango de Carlos Gardel: “Lloramos porque no terminamos de comprender ni de dimensionar su liderazgo mundial, lloramos porque ya lo extrañamos mucho y no queremos que nos pase lo que cantaba Gardel en uno de sus tangos, ‘las lágrimas taimadas se niegan a brotar y no tengo el consuelo de poder llorar’”.
Jorge Macri, María Eugenia Vidal y Hernán Lombardi, presentes / NA
Luego, García Cuerva citó un textual del Sumo Pontífice: “Al mundo de hoy le falta llorar. Lloran los marginados, lloran aquellos que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar”.
“Y seguía diciendo Francisco: ‘Los invito a que cada uno se pregunte: ¿yo aprendí a llorar? ¿Yo aprendí a llorar cuando veo un niño con hambre, un niño drogado en la calle, un niño que no tiene casa, un niño abandonado, abusado, un niño usado por una sociedad como esclavo?’. No es el llanto caprichoso de aquel que llora porque le gustaría tener algo más”, cerró la cita.
García Cuerva pidió valentía para llorar, parafraseando al Papa, y sumó: “Hoy lloramos a Francisco. Lo hacemos desde lo más profundo del corazón, sin vergüenza, pero también con el dolor que nos une como pueblo. Que nuestras lágrimas rieguen nuestra patria para hacerla fecunda en reconciliación y en hermandad”.
Según el Arzobispo porteño, el Papa “fue padre de todos, pero especialmente se ocupó de los más frágiles”.
“Tuvo predilección por los últimos, por los marginados, por los enfermos, por los descartables de la sociedad”, añadió.
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