Entró por la ventana y con una imagen horrible
Edición Impresa | 3 de Mayo de 2025 | 03:50

Martín Cabrera
mcabrera@eldia.com
Hacía mucho tiempo que Estudiantes no jugaba tan mal y no era superado por un rival como ayer en La Paternal contra Argentinos que lo goleó 4-0 en la última fecha del Apertura. Igual, porque este torneo es de muy mala calidad y pensado para nivelar para abajo, igual se clasificó a los octavos de final.
Pero ya no hay dudas que el ciclo con Eduardo Domínguez al frente está herido. El equipo juega cada día peor y en una semana afrontará lo más difícil del semestre: dos partidos como visitante en la Copa Libertadores y el compromiso de octavos de final posiblemente ante Central en Rosario. O Independiente en Avellaneda.
El problema ya no es la seguidilla sino ver a un equipo sin respuesta dentro de la cancha. Pueden estar agotados los jugadores por tanta actividad, pudieron haber regulado ya que la Libertadores los seduce más... Puede ser. También que el técnico está tomando malas decisiones y que a nivel interno hay una “grieta” que nadie puede disimular con un grupo empresarial que se le quiso meter de “prepo” al fútbol profesional y ahora se ven las consecuencias. Todo esto sirve para entender cómo el funcionamiento decayó tanto. Ahora tiene nada más que tres días para calmar las aguas, silenciar el incendio, lograr los mejores resultados y volver a verse las caras dentro de un mes para tomar la mejor decisión, para el Club y no sólo por intereses personales. Es fundamental poner punto final a esta Guerra Fría. En la conferencia de prensa Domínguez fue claro: no piensa renunciar pese a que lo intenten desgastar.
El primer tiempo de Estudiantes fue de lo peor que mostró en este campeonato y en muchos años atrás. Nada de nada. Nada de juego, nada de defensa y nada de actitud. Fue superado casi de principio a fin y solo lo salvó el pitazo final de Ariel Penel que no dejó patear el último tiro de esquina al local.
Argentinos Juniors lo superó de principio a fin. Lo ahogó en la mitad de cancha con mucha presión y sorpresas por las bandas. Hizo lo que quiso frente a un rival que jugó a otra velocidad y no pudo retener la pelota ni un segundo. Perdió hasta en las divididas situación que hizo las cosas más difíciles.
Ni hablar si a ese contexto se le sumaban errores. Tuvo dos groseros en dos minutos. Primero a los 25 Santiago Arzamendia no despejó una pelota y acto seguido Santiago Nuñez le pifió a la pelota en el saque para atrás de mitad de cancha. En dos minutos Tomás Molina aprovechó la invitación que le hizo Estudiantes para poner el partido 2-0 y casi que delimitar la suerte del Pincha a lo que estaba sucediendo en Mendoza y Avellaneda. Pobrísimo lo del equipo que, otra vez, no tuvo nada.
En los últimos 15 minutos el Bicho aflojó en ese juego agotador. Frenó las subidas de sus laterales y dejó un poco a Neves y Kociubinski. Por eso y solo por eso Estudiantes pudo manejar algo la pelota y con dos pelotas paradas se acercó hasta el arco del Ruso Rodríguez. El cabezazo de Bautista Kociubinski fue lo más claro en 45 minutos para el olvido.
Para el complemento Domínguez pateó el tablero que ya estaba en el piso. Afuera los dos laterales y una defensa con tres centrales. Cambió a un volante central y buscó movilidad con Alexis Manyoma por la derecha. No mejoró absolutamente nada y cuando el local se enchufó un poco le volvió a marcar dos goles en pocos minutos. Primero Alan Lescano ganando entre Rodríguez y Medina y luego José Herrera, que por la banda derecha fue una pesadilla para todo Estudiantes, remató desde casi 30 metros tras gambetearse a todos los que tenían camiseta blanca para clavarla al palo derecho de Matías Mansilla que se estiró pero no pudo evitar el golazo, el cuarto, cuando apenas iban 20 minutos.
A Estudiantes lo salvó primero los dos goles de Independiente Rivadavia de Mendoza para darle vuelta el partido a Defensa y Justicia y luego que Newell’s no hiciera mucho para derrotar a Racing pese a tener un jugador de más. Así se clasificó, por la ventana, a los Playoffs del torneo Apertura. Pero con la peor imagen en años, con un ciclo que si no se produce alguna charla se terminará más pronto que tarde y con la sensación que tiene que dar una vuelta por el pasado (reciente) para volver a ser. Todo para corregir adentro y afuera de la cancha.
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